lunes, 18 de octubre de 2010

6ª Etapa: Guayaraka-Kavac


Sexto día en el paraíso.

4-5 horas


Comparada con la jornada de ayer, ésta es un paseo. Se trata en efecto de descender desde el campamento Guayaraca, en la primera terraza del Auyán – tepui, hasta el terreno llano de la Gran Sabana, a los pies de la montaña y luego ir bordeando el Auyán hacia el este hasta el campamento Kavac. Como digo, un día tranquilo “para estirar las piernas”.






Iniciamos pronto el descenso, aunque hoy se palpa en el ambiente que no tenemos la prisa de días anteriores. Comenzamos a descender por el mismo camino que hace cinco días nos introdujo en la majestuosidad del Auyán-Tepui y sólo tememos una cosa: el sofocante calor del primer día en este lugar. El cielo amaneció despejado con algunas nubes, como es habitual, aferradas al paredón rocoso que rodea al tepui. El sendero, siempre en descenso, parece estar hecho ahora para el disfrute más absoluto, como si la Montaña Sagrada –como la llamana los pemones- quisiera ofrecernos una última jornada diseñada para poder evaluar y asimilar su paraíso y lo que en él hemos tenido la fortuna de hacer.






A medida que el día avanza el calor comienza a ser asfixiante pero las nubes van adquiriendo todo el aspecto tormentoso del que hasta ahora nos habíamos librado. En el llano horizonte se adivinan cortinas de lluvia. También se adivina que una de ellas se nos viene encima. El grupo en su tradicional fila india, aunque esta vez no propiciada por la dureza del terreno sino por la relajación en el caminar, ya se encuentra en el llano. La cortina de lluvia está literalmente encima de nosotros y muy pronto descarga uno de los chaparrones más fuertes y agradables que recuerdo. Fuerte porque en el Gran Sabana cuando llueve, llueve de veras; y agradable porque la sensación de calor queda aplacada con esta ducha torrencial divina. Lejos de ponernos una capa de agua, todos seguimos caminando y gozándola, con más o menos ropa, pero caminando…






Pasada la tromba el sol vuelve a aparecer y a apretar con fuerza. La cortina de agua deja paso a las pequeñas cortinillas de vapor de agua que la hierba desprende al evaporizarse bajo un sol de justicia.






Dejamos a la derecha la pista que lleva hacia Uruyén, donde aterrizamos el primer día y seguimos más pegados a la ladera –desde la que se descuelgan algunas cascadas- hacia el siguiente campamento: Kavac. Se trata de un campamento con cabañas -churuatas- que ofrecen un buen techo en el que colgar las hamacas y con unas vistas excepcionales de la Auyán.

Uruyén suele ser el final del trekking del Auyán-Tepui (6 días/5 noches) y donde suele tomarse el vuelo de regreso en las expediciones organizadas por las agencias de aventura locales. Nuestro propósito es diferente. Llegamos con tiempo para descansar en Kavac y relajarnos. La noche es maravillosa y de agradable temperatura. El cansancio no obstante parece aflorar de golpe y las hamacas pronto se llenan de inquilinos… Mañana será el principio de lo que podríamos definir una segunda expedición, la expedición fluvial que nos llevará a la segunda gran meta: el Salto Angel. Aprieto los puños fuerte para dormir más rápido y que la mañana llegue cuanto antes para llevarme a este sueño…








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