viernes, 29 de junio de 2012

10ª Etapa. Todra y Amellago, las gargantas de piedra

Boumalne Dadès-Tinerhir-Garganta de Todra-Garganta Amellago-Midelt: 340 km.

Garganta y río Todra.

Todo el relax del día anterior vino bien para tener todas las fuerzas a punto de cara al día de hoy. No hay gran desgaste de conducción, ni se pasa por pistas complejas pero si se van acumulando kilómetros para salir del Alto Atlas y llegar al Medio Atlas. Desde Boumalne a Midelt, dos poblaciones que son referencia en cualquier recorrido por Marruecos y que nosotros decidimos unir no por el camino mas corto, de cómoda carretera, si no por alguna variante, como la de la garganta de Amellago, mucho menos transitada y absolutamente espectacular. De hecho se convirtió en una de las pequeñas sorpresas del viaje, con su escarpado relieve y los altos paredones que la encierran. Pero para altura y grandes paredes, antes una parada obligada en la que sin duda es la garganta de piedra marroquí por excelencia: la garganta de Todra.
La espectacular Garganta de Todra.
La distancia kilométrica es similar por carretera nacional o por la garganta de Amellago pero por tiempo, la segunda es algo más larga, sobre todo porque el lugar se presta a múltiples paradas. Para ello, al llegar por la N10 a Goulmima nos desviaremos hacia Rich por Amellago. En Rich retornamos a la nacional N13 y subimos a Midelt.
Dromedario en el oasis de Tinerhir.
Oasis de Tinerhir

Garganta de Todra

Pero antes pasaremos la mañana en un oasis maravilloso. Es el enorme palmeral de Tinerhir y la espectacular Garganta de Todra. Desde Boumalne hasta Tinerhir es casi una gran recta. Al llegar a esta importante ciudad marroquí remontamos el valle de Todra por bella carretera de montaña unos 40 minutos, con aéreas vistas del palmeral, hasta la parte donde éste se estrecha tanto que se convierte en una finísima garganta de apenas 10 metros de anchura en su parte más estrecha y unos 200 metros de altura.
Fértiles huertas a orillas del Todra. Al fondo la garganta empieza a formarse.
Es preciso abonar una pequeña cantidad para entrar a la garganta con el vehículo, que dicho sea de paso no podremos avanzar mucho por buen firme. Sólo hasta un par de albergues-hoteles (Yasmine, Roches, Maison, de más caro a más barato dentro de que los tres son económicos y sencillos) y restaurantes. El lugar es impresionante y desde luego no dudamos en convertirlo en comer en uno de ellos. Echamos un buen rato cruzando el río y disfrutando de estas angostas paredes con numeroso putos de colores, que no son otra cosa, que escaladores desafiando a la ley de la gravedad en la verticalidad más absoluta. El rojo de la arenisca caliza y el azul del cielo son aquí puros e intensos. Garganta arriba sólo es practicable para conductores expertos y vehículos 4x4.

La garganta de Todra es sin duda una de las postales más emblemáticas de Marruecos.
Garganta de Amellago.
Garganta de Amellago

De regreso a Tinerhir es preciso realizar el mencionado desvío en Goulmima. Enseguida empezamos a entrar en la garganta de Amellago y serpentear junto al río, que es preciso cruzar en alguna ocasión. El paisaje es más abierto que el del Todra pero aún así desborda belleza y me sorprendió muy gratamente. Allí echamos las últimas horas de la tarde para llegar con la caída del sol a Rich y continuar ya de noche hasta Midelt. Repetimos hotel de la primera noche marroquí. Parece mentira pero han pasado ya diez días. Mañana cruzamos el medio Atlas para deshacer camino hasta orillas del Mediterráneo.

En ruta hacia Rich.

miércoles, 27 de junio de 2012

9ª Etapa. Por el valle de las Rosas a la Garganta del Dadès

Valle de la Rosas – Boumalne Dades- Garganta del Dadès: 150 km.



Etapa corta, muy corta, en comparación con el resto de jornadas anteriores de esta Gran Ruta por Marruecos. El meridiano está sobrepasado pero aún así se agradece una jornada sin prisas, para reponer fuerzas y poner el cuerpo, cámaras y vehículo a tono para las dos últimas etapas por este fantástico país. Aunque todavía queda bastante, hemos tragado mucho polvo. Algo que si en otros lugares molesta, aquí incluso gusta. Señal de que nos hemos adentrado por el corazón del sur marroquí. Se antoja necesaria una buena limpieza de cámaras, sensores y objetivos. No es la primera ni será la última antes de llegar a casa.



El día amaneció radiante en el valle. Un buen desayuno en la haima de la Kasbah Itran sabe a gloria. No hay prisa en ponernos en marcha y aunque la hubiera, cuesta un gran esfuerzo abandonar la paz de este lugar. Mi cuerpo se hace el remolón. Tanto que al final echamos la mañana en el lugar y nos metimos en el coche después de comer. Justo cuando una calima con gran cantidad de arena en suspensión empezaba a cubrir el valle. ¡¡a tragar más polvo!!

Haima en la Kasbah Itran.

Dejamos atrás la Kasbah Itran hasta una próxima ocasión. Por delante tenemos la pista del valle de las Rosas. Terreno apartado y no en mal estado, aunque se precisa como siempre un 4x4. La etapa se presentaba tan corta que al final se convirtió en una auténtica jornada de relax. La pista de la Rosas (hay una corta y otra más larga que conducen a Boumalne Dadès) nos la tomamos con mucha calma. Demasiada. Bajando cada poco del vehículo para disfrutar de las muchas panorámicas, alguna acondicionada como pequeño mirador, otras, la mayoría, improvisadas. Tuvimos tiempo de pasear por alguna de las aldeas que jalonan el recorrido y se esconden confundidas con la piedra y arenisca rojiza a ambas orillas del río que desciende desde las alturas del cercano Ighil M’Goun (4.071 m. altitud). No es la primera vez que recorro la pista de las Rosas y creo que lo he hecho más veces de noche que a plena luz del día, así que quizá por eso, hoy que tengo tiempo la disfruto también con los ojos. 40 kilómetros hasta aquí.


Garganta del Dadès

Dejamos atrás algunas aldeas bereber como Tourbist o Bou Tharar para llegar al asfalto en Âit-Youl, a un tiro de piedra de Boumalne Dadès. Precisamente esta carretera a la que ahora salimos es la que recorre la Gargantadel Dadès desde Boumalne (en el extremo sur) hasta Tilmi (al inicio de la garganta). Es una garganta bella por la que se abre paso el río Dades entre altivas montañas que superan los 3.000 metros. La garganta corre paralela a la otra gran garganta de la zona, más espectacular si cabe: la garganta del Todra, a la que nos dirigiremos en la próxima etapa.




Âit-Youl está al final del desfiladero así que lo mejor es girar a la izquierda y subir por la carretera hacia Zª.-S.-Moha-ou-Ayachi e ir disfrutando de los muchos miradores que existen para dar la vuelta y volver a disfrutarla por segunda vez, ahora en sentido contrario, hasta Boumalne Dades. En total unos 100 kilómetros de subida y otros tantos de regreso por la garganta. En la prisa y gustos de cada uno está el punto de retorno.

Boumalne Dadès.
Nos alojamos, ya de noche en el Xaluca de Boumalne Dadès. Un buen hotel y con una piscina a la que no pudimos resistirnos.