jueves, 22 de noviembre de 2012

En la isla de Santa Fe

Iguana terrestre de Santa Fe.

 

Aquella tarde en Santa Fe me gustó especialmente. Me sorprendió por lo variado de la visita en parque en el que, de por si, todo es biodiversidad y variedad. Subidos en la neumática, nos acercamos hasta la playa de la pequeña ensenada emplazada al noreste de la isla donde comienza la excursión. Único punto de visita en esta isla situada entre Santa Cruz y San Cristóbal. El desembarco se realiza en mojado, es decir, que llegados al punto en que el agua cubre por debajo de la rodilla, es preciso bajar de la barca y salir caminando por la playa. Son varios los desembarcos en mojado que se realizan en las islas Galápagos.

 

Mientras voy caminando observo cómo a mi derecha saltan y se persiguen dos grandes leones marinos. Otros observan la escena impasibles sobre las rocas cercanas y algún que otro lobo marino se acerca nadando por las aguas cristalinas por las que me voy abriendo paso hasta la arena. Me detengo y dos lobos marinos me rodean. Como dándome la bienvenida a su morada. Me detuve unos instantes más junto a las rocas. Me llamó poderosamente la atención el vivo color rojo y gran tamaño de los cangrejos.

Leones marinos.
Mientras camino hasta la playa dos lobos marinos se acercan.
 

 

La isla de Santa Fe permite tener un poco de todo en el poco tiempo que dura la excursión. La isla es pequeña pero no diminuta y alberga recursos naturales que la convierten en diferente. Por un lado llama la atención sobre la superficie la presencia de grandes tunas. Se les llama tunas gigantes por el grosor de su tronco.

 
Entre las especies de aves, en esta ocasión me llamó la atención los pelícanos café, que estaban en plena época de cría y sacaban adelante los pollos.
 
Pelícano café con su pollo.
 

Pero el principal interés faunístico de Santa Fe son sus iguanas terrestres. Las islas Galápagos cuentan con cuatro iguanas diferentes: la iguana marina, la iguana terrestre, la iguana híbrido marina y terrestre (islaPlaza Sur) y la iguana terrestre de Santa Fe. La iguana terrestre de Santa Fe y la del resto de las islas son especies diferentes. La de Santa Fe es de coloración más pálida y de mayor tamaño. Yo observé un ejemplar durante la visita, pero no siempre se dejan ver con facilidad a pesar de su gran tamaño. Tuve suerte. Con mayor facilidad se observan las lagartijas de lava correteando y tomando el sol sobre las piedras.

Lagartija de lava.
 

El corto sendero me devuelve a la playa. Han sido apenas 500 metros de ruta circular pero hemos empleado 1 h. 30 minutos disfrutando a cada paso. En la arena descansan un grupo de leones marinos y de lobos finos de Galápagos. Juntos y aparentemente revueltos. Los leones marinos se diferencian bien por su mayor tamaño. Tenemos un rato para acercarnos hasta los mamíferos marinos, sin prisa. Hacer fotos, tumbarnos en la arena… cuesta meter de nuevo los pies en el agua para subir a la barca y regresar al barco, que espera anclado en la ensenada.

 

jueves, 8 de noviembre de 2012

Las islas Plaza, el reino del Sesuvium

Vegetación de Sesuvuim edmonstonei y Portulaca oleracea.

Pasamos un buen rato de sobremesa en la popa del barco después de la cena. En la cubierta posterior nuestro amigo Carlos “el bonobo” nos deleitaba cada noche con su limonada especial. Lo cierto es que la limonada estaba impresionante y fresquita en el calor de la noche estrellada entraba de muerte. Carlos se negaba a darnos su mágica receta a pesar de la insistencia de su entregada y fiel clientela.
 
Iguana terrestre en Plaza Sur.
 

Me fui a dormir con la imagen mental del paraíso de la bahía Gardner. ¿Se pueden tener sueños más dulces? A pesar de todo el cansancio ayudó a pasar la noche de un tirón y amanecer, en un día de sol y nubes, anclados en el canal entre la isla Plaza Norte y la isla Plaza Sur, frente a la costa de Isla Santa Cruz. El trayecto entre Española y las islas plazas es el más largo de los que realizamos: 60 millas (8 h.).

Como en todo el parque, no hay que abandonar el sendero señalizado.
 

Cada mañana corría impaciente la cortina del camarote para ver el panorama ante el que me encontraba e intuir qué me depararía el día. Esa jornada vi una isla plana, pequeña y con la superficie teñida de rojo salpicada de cactus de porte arbóreo. Después de desayunar, pusimos pie a tierra en la isla Plaza Sur (la norte no se visita) y pude fotografiar ese paisaje un tanto extraterrestre y absolutamente diferente al resto de las islas vistas hasta ahora, protagonizado por la planta suculenta Sesuvuim edmonstonei y Portulaca oleracea. Otra de las cosas buenas de Galápagos es la variedad paisajística entre unas islas y otras.

Ave tropical.
 
 
Nos reciben en el desembarco en seco algunas iguanas marinas y lobos marinos apostados junto al cartel monolítico que recuerda al visitante que se encuentra en un espacio natural protegido y que debe cuidar su flora y fauna.
 
A medida que camino voy descubriendo numerosos hoyos en el suelo que son madrigueras de iguanas. En Plaza Sur viven iguanas marinas, iguanas terrestres y las iguanas híbridos fruto del cruce de hembra marina y macho terrestre. Pasamos buena parte de la caminata jugando a identificar cada una.

Pollo de gaviota de cola bifurcada.
 

El sendero de visita es circular y recorre lo principal de esta pequeña isla. Me llamó la atención, cerca del acantilado (la isla no supera los 25 metros de altitud), el vuelo de perfil majestuoso de las aves tropicales, con su pico rojo y su larguísima cola. Aquí habita una de las 30 colonias que viven en Galápagos. Las gaviotas de cola bifurcada pasaban buena parte de la mañana con sus pollos en el nido, así que se dejaban fotografiar con toda la tranquilidad del mundo.

Tras 1 hora y 45 minutos de estancia en la isla Plaza Sur nos aguardaba una tranquila mañana en el barco, descansando, leyendo, repasando fotografías… Después de comer teníamos la siguiente parada muy cerca de aquí, en la isla de Santa Fé.

El Sesuvium tapiza de rojo el suelo de isla Plaza Sur.