martes, 27 de abril de 2010

Con la tecnología a cuestas

Y claro, después de preparar y definir (o eso creo) el equipaje personal que voy a llevar me asalta la segunda gran duda: el equipaje “tecnológico”. Imprescindible para esta aventura por otra parte, ya que se trata de dar buena cuenta de cada etapa “en directo”. Para ello quiero hacerme digitalmente independiente. Me explico. No depender de conexiones fijas a Internet de alojamientos, albergues, etc. que no siempre están libres, no siempre funcionan con garantías y no siempre existen. Quiero tomarme mi tiempo para escribir los post, mi tiempo para colgar las fotos, etc. es decir, debo llevar conmigo ordenador y conexión a Internet. Me temo que con un móvil o pda en esta ocasión es práctico por peso pero no cómodo para escribir nada. Lo mejor, un ordenador portátil y su correspondiente conexión a Internet, que unas veces será wi-fi allá donde exista y otras vía módem usb. Ahora sólo falta cruzar los dedos para que la cobertura no me falle, aunque no debería en la mayoría de los lugares en los que pararé a dormir.

Y claro puestos a elegir ordenador lo tengo claro. Para mi lo de llevar ordenador de viaje a todas partes no es nuevo así que hace tiempo que viaja conmigo un portátil ultraligero (de esos que últimamente proliferan en el mercado como miniportátil y ultraportátil). No llegan ni a los 700 gramos de peso y sus reducidas dimensiones hacen que tampoco sea problema llevarlo en la mochila de fotografía. Me permite pues escribir los post, descargar las fotos en su disco duro y conectarme a Internet. Imprescindible pues.



Resuelto los asuntos pc y conectividad, ahora bien la gran duda para un fotógrafo ¿qué me llevo? En realidad la duda no es tan grande puesto que conociendo el tipo de fotografías que voy a tener oportunidad de sacar, teleobjetivos potentes no tienen mucho sentido cuando se trata de rebajar peso. Me llevaré mi réflex digital (SLR-D) y también una compacta con buenos aumentos. Tarjetas de memoria suficientes para no tener que borrar nada. Descargar si, pero borrar no; de esta forma tengo copia de seguridad de las fotos en el portátil. Completa la lista un flash, un par de baterías de recambio, el monopie de trekking y mochila fotográfica tipo riñonera/bandolera (pues la espalda ya estará bien ocupada portando la mochila de ropa).

martes, 20 de abril de 2010

El equipaje, dudas existenciales

Y siguiendo con la confección del equipaje y material que hará el Camino conmigo no faltará una mochila ligera en la que llevar la ropa y el resto de enseres personales. La mochila, cuyo contenido exacto lo iré dilucidando y os contaré más adelante, será ligera pero no necesariamente pequeña (en torno a 60 litros), aunque tampoco grande en exceso pues evitamos tentaciones de llevar el armario de casa o algo que no sea realmente imprescindible. Además abundan las lavanderías (mejor dicho lavaderos) a lo largo del trayecto. Los albergues cuentan con ellos.

La verdad es que desde que se implantaron los forros polares (de diferentes densidades) en el mercado el problema del calor y en especial del peso para travesías y rutas como ésta dio un suspiro de alivio. Una capa de agua se encargará de solventar las lluvias (esperemos no usarla en todo el viaje). Después de sopesarlo prefiero llevar un forro polar de 200 gramos/m2 y si el frío aprieta (no debería por la época del año), la capa de agua es un buen aliado para mantener la temperatura. Ropa cómoda y ligera de algodón, con pantalones largos (las perneras evitan más problemas solares que el calor que proporcionan, si son de algodón. Soy de los que prefieren pantalón largo en todas las épocas del año.

En la cabeza (aparte de muchas ilusiones), sombrero y gafas de sol. Un bastón de trekking es siempre buen compañero de viaje pero si el viajero es además, como mi caso, amante de la fotografía, mejor llevar un monopie para caminar. En el mercado existen unos cuantos ligeros, con empuñadura muy cómoda, sin punta de metal (pues con el asfalto me puede machacar las articulaciones) y con cabezales de todo tipo que permiten cumplir las funciones de “trípode” de una sola pata para la cámara y de bastón de apoyo para la marcha.

Y llegamos a los pies, la parte más importante del cuerpo cuando de realizar una caminata de casi 800 kilómetros hablamos. Por las características del terreno, no son necesarias unas botas de montaña. Ni siquiera de media montaña. Salvo el inicio pirenaico y las etapas más montañosas en tierras leonesas y gallegas, la mayoría del recorrido es una senda-pista cómoda. Incluso asfalto. Tampoco creo que las sandalias (es cierto que las hay maravillosas) sean una opción acertada a la larga. El mejor calzado es una zapatilla tipo trekking, muy cómoda y de suela semirígida. Por supuesto con Gore-Tex o similar pero lo más importante es que sea muy muy cómoda. Y esto sólo se consigue por las características del calzado (en este apartado no voy a escatimar lo más mínimo pues es el éxito o el fracaso del peregrino) y “domarlas” previamente a la realización del Camino, que cuando empecemos en Roncesvalles mis pies y las zapatillas ya sean íntimos amigos… A pesar de todo no faltará un pequeño botiquín con lo básico. Además de básico, podría decir también mínimo pues en todas las etapas hay farmacias a mano. Los calcetines son, aunque no lo parezca, muy importantes. Tampoco voy a escatimar. Por último llevaré unas sandalias para descansar los pies al final de cada etapa.

Y ahora viene la parte técnica (fotografía, internet, portátil, etc.) pero esto os lo cuento el próximo día para no extenderme demasiado con este post.

miércoles, 14 de abril de 2010

A Santiago con un buen mapa

Como cada vez que uno sale de viaje, todo lo que forma parte de su equipaje es fundamental. En mi mochila dejo hueco para esas vivencias, anécdotas y a buen seguro infinidad de cosas que disfrutaré en el Camino, pero también llevo el material que sin duda me hará falta en este periplo. Indumentaria aparte, donde no falta un sombrero, gafas de sol, crema, frontal y buen calzado, llevo también la mochila fotográfica, bloc de notas (me he aficionado al Moleskine), lapiceros (en el campo siempre mejor que bolígrafos, ya que si se moja evito que la tinta se corra y malogren las anotaciones), un rotulador permanente y un buen mapa que me sirva de referencia para realizar la ruta. Después de consultar unos cuantos me he decidido por el último en salir al mercado: el mapa de la colección cultura del Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG): El Camino de Santiago. Camino Francés. Está muy actualizado, la topografía es estupenda y se entiende a la perfección gracias a su escala 1:50.000 (os muestro foto del estuche).
Aunque vienen mapas de cada etapa (38 mapas en 10 hojas), lleva también un mapa 1:500.000 general del Camino. Incluye ortofoto y callejero de Santiago, coordenadas en sistema ETRS 89 y compatible GPS. Creo que he escogido un buen compañero de viaje. Para ser exactos me llevo dos mapas ¿por qué? Porque al igual que me gusta llenar los bloc de notas, se que los mapas no se van a librar de mis anotaciones (me gusta saber el punto exacto de las cosas) y mejor llevar alguno de sobra “inmaculado”. No voy a cargar con ninguna guía de viaje. El mapa trae la información básica necesaria al respecto. La otra quiero que forme parte de la aventura. Si tengo todo muy mascado se pierde parte de gracia.

La primera vez que hice el camino coincidí en Santiago con un peregrino belga muy peculiar. Venía andando desde su país descalzo (en la vida se me olvidarán esos pies) y con una túnica blanca como único equipaje. No me negaréis que al menos yo iré más equipado…
Estoy decidiendo la fecha para iniciar la aventura pero no creo que me demore demasiado. En cuanto el buen tiempo se haga amigo de la península Ibérica. Al ritmo meteorológico que vamos será en verano, pero no importa; como dije el otro día, tengo muchas ganas pero no prisa. Os iré concretando sobre la fecha más adelante.

jueves, 8 de abril de 2010

Un Camino de Santiago diferente




No es una ruta nueva para mí. Ya he realizado el Camino de Santiago en un par de ocasiones. Pero ésta va a ser diferente.
En primer lugar lo haré sin prisas, como debe hacerse una peregrinación. No quiero decir que vaya a emplear tres días por etapa, no. De hecho quiero hacer el Camino en las jornadas que normalmente se emplean. Pero si no, tampoco pasa nada.
Muchos de vosotros habréis reconocido enseguida la foto que acompaña al post. En efecto se trata del monumento al peregrino situado en el Monte del Gozo. Desde ese lugar es la primera vez que los ojos del peregrino ven la ansiada meta: Santiago. Esa sensación sólo la conocen bien quienes han sufrido en sus carnes (y pies) la dureza del Camino. Me encantará revivirla.

Como os decía quiero hacer el Camino en esta tercera ocasión de forma diferente. Sobretodo cuando me dispongo a contarlo en “directo” en el blog ¿qué puedo aportar de nuevo a un Camino con infinidad de web, foros, blogs… pues quizá el enfoque práctico del mismo. Me explico. Si uno pone en Google “Camino de Santiago” verá que el buscador encuentra nada más y nada menos que 5.360.000 resultados. Espero que a partir de ahora sean más si incluimos estos post… ¿qué ofrecer de diferente en este aluvión de materiales, informaciones, citas y en definitiva alusiones al Camino? por supuesto anécdotas, por descontado vivencias y sin lugar a dudas el transcurrir de cada etapa, pero quiero hacer hincapié en la guía útil del Camino. Guías útiles hay muchas pero quiero que esta sea algo así como “la guía útil de las guías útiles”. Vamos a intentarlo.

sábado, 3 de abril de 2010

El Camino Francés

De nuevo se plantean dudas en la que ha sido y es la vía de peregrinaje por excelencia. La meta está clara en todas las ocasiones: La Catedral de Santiago de Compostela. Bueno en todas menos en una, pues el Camino de Fisterra es el único que tiene como punto de partida y no como final Santiago de Compostela. Este camino busca la costa gallega en Muxía y Fisterra. El resto de vías de peregrinaje se dirigen a Santiago.

Hay casi tantos caminos como peregrinos, pero los más importantes son el Camino Francés, el Camino Aragonés, el Camino Portugués, el Camino Inglés, el Camino del Norte, el Camino Primitivo, el Camino Vasco del Interior, la Vía de la Plata. A estos se añaden otros como el Camino de Sant Jaume, el Camino de Madrid, la Ruta de la Lana, los Caminos del Ebro, el Camino de Guadalajara, el Camino Mozárabe… y a todos se une sus enlaces, bucles y prolongaciones.
Para empezar, y en Año Santo, nada mejor que hacerlo a través de la vía más tradicional: El Camino Francés, que penetra en España cruzando el Pirineo Navarro. Hacía allí me dirigiré. ¿Os apuntáis? Como se que físicamente es complicado, por lo menos agradeceré la compañía virtual a través del blog…