martes, 24 de agosto de 2010

30ª Etapa. Palas de Rei – Arzúa.



Retazos jacobeos
28,3 km.


Etapa floja la de hoy. Pocos alicientes en un trazado perdido en gran parte y que atraviesa localidades sin gran belleza ni bosques autóctonos. Entramos e la provincia de A Coruña y la vegetación autóctona parece haberse detenido en Lugo. El eucalipto se va haciendo presente por doquier.
El interés de la etapa, cuyo trazado rompepiernas llega a hacerse cansado, se salva -a mi juicio- en tres pinceladas: los restos de la calzada romana que se conserva visible (aunque desgastada) en lugares como Casanova (foto) u O Coto, el puente y enclave del albergue de Ribadiso (foto), y la camaradería entre peregrinos. Ya huele a Santiago y eso se nota en las caras de todos.



La ruta del día comienza por la nacional 547 hasta Carballal (iglesia de San Sebastián), un pequeño conjunto de arquitectura rural agradable, en las afueras de Palas de Rei. El Camino prosigue por el habitual andadero paralelo al asfalto alternando bosques y matorrales pero casi siempre con buena sombra, y luego se aleja de la carretera para atravesar Cotón (iglesia de San Xulián), Campaña, Casanova, Campanilla y O Coto –primer pueblo coruñés del Camino-, antes de volver a las inmediaciones del asfalto.



Entre O Coto y Melide destaca el puente medieval de Furelos y la aldea de O Leboreiro, otra interesante muestra de arquitectura rural popular. Llama la atención la iglesia de Santa María, el cruceiro y los canastros –primeros hórreos, en cestería- (foto).



La entrada a Melide está precedida de un feo –como todos- polígono industrial y empresarial, que es atravesado por el Camino –nuevo contacto con peregrinos a caballo- hasta los dos últimos kilómetros antes de entrar en Melide. Melide es una ciudad de tamaño mediano salpicada de monumentos y lugares vinculados al Santo. La plaza do Convento es el centro neurálgico jacobeo (foto) y en ella está la iglesia de San Pedro (con museo) y la pequeña de San Antón. Antes de llegar a la plaza se pasa junto a la capilla de San Roque y el espectacular cruceiro.



Melide cuenta también con un Centro de Interpretación del Camino de Santiago.
Nada queda del castillo de Melide, por donde el Camino abandona esta urbe coruñesa. En su lugar la capilla del Carmen me despide de la ciudad y casi sin darme cuenta entro en Santa María de Melide (iglesia). El Camino sigue su particular batalla con el asfalto y dejando atrás, entre eucaliptares diferentes poblaciones entre las que destaca Bonete (cruceiro y fuente de la Saleta), Castañeda y finalmente Ribadiso de Baixo (antiguo hospital de peregrinos), donde paso un buen rato compartiendo el mediodía con multitud de peregrinos en el albergue. Aunque me pese no voy a quedarme en Ribadiso, quiero seguir el par de kilómetros que faltan para concluir la etapa (si bien es cierto que entre dormir en este bonito enclave rural, junto al puente romano sobre el Iso considerado el puente más antiguo de Galicia- y el rumor del agua o hacerlo entre la fea arquitectura de Arzúa, no hay color. Como algo en el bar restaurante anexo al albergue y prosigo hasta la vecina Arzúa, a la que se llega después de una cuesta que me devuelve a la nacional en Ribadiso de Arriba, un túnel a Ribadiso da Carretera y luego llaneando junto al asfalto, hasta esta ciudad tan famosa por el excelente queso de tetilla (y pocos monumentos a excepción de la capilla de la Magdalena). A Arzúa viene el Camino del Norte, tal y como refleja el mapa del CNIG que llevo de fiel escudero.



En Arzúa existe el albergue Río Vello, el antiguo parroquial y los privados Don Quijote, Ultreia, da Fonte, Santiago Apóstol y Vía Láctea. Cuenta además con el hotel Suiza y varias fondas y pensiones. una buena infraestructura de alojamientos.



He llegado a Ribadiso sobre las 13 h. y en el rato que he pasado descansando junto al puente (foto) el albergue se ha llenado de vida. Tanta, que un rato ya estaba a tope. Como es tradicional los peregrinos se van poniendo a la cola en la recepción (foto) mientras otros ya descansan, después de haberse registrado, leyendo apaciblemente un libro o haciendo curas y más curas a sus pies. Los pies de la foto no son míos. No por nada, sino porque se pueden ver que corresponden a una chica. Se llama Elvira y jura que si sale de esta no se vuelve a poner unas botas. Se perdieron en la subida a O Cebreiro e hicieron 18 kilómetros “extra” en esa etapa. Sus pies ya no fueron –ni serán- lo mismo. Mientras fotografío los pies de Elvira –o lo que queda de ellos bajo las vendas- se acerca una pareja y me pregunta si quiero ver unas buenas ampollas. Le digo que si y el chico corre a buscar a su amigo que está en la ducha. No le faltaba razón. Y fotos le hice, pero son tan desagradables que mejor no ponerlas… Este trío de madrileños se lo toman con mucha más calma que yo. Los tres jóvenes están haciendo el Camino Primitivo. Le echan tanta tranquilidad que hoy duermen en Ribadiso y mañana van a echar todo el día para llegar a Arzúa (es decir, 2 kilómetros). Claro que con los pies que lleva su amigo no se si llegarán mucho más lejos… Ultreia.

1 comentario:

  1. Hola Alfonso, tengo pensado hacer el camino de Santiago este otoño y ya me he hecho con el mapa que recomiendas y que llevas durante tu camino. La verdad es que está bien para la escala que es y tener una buena orientación de la ruta pero me da la sensacion de que pesa un poco para llevar encima. De todas formas gracias por tus consejos y relatos de cada etapa, que nos vendrán muy bien. un saludo y ya te contaremos

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