miércoles, 4 de agosto de 2010

9ª Etapa: Nájera – Santo Domingo de la Calzada



Entre santos y monasterios en la cuna del castellano
35 km.


Cuando uno despliega el mapa de la etapa 9, la que transcurre entre Nájera y Santo Domingo de la Calzada, se observa una bifurcación del Camino. Las piernas y las ganas de avanzar piden la ruta más directa, por Azofra y Ciruñuela. La riqueza patrimonial y las ganas de empaparse de los encantos del Camino hacen que si dudarlo opte por la otra variante, la que pasa por San Millán de la Cogolla. Quizá por las raíces eremitas y en cierto modo peregrinas de San Millán y los monasterios de Suso y Yuso, o por conocer la considerada durante muchos años cuna del castellano y la figura de Gonzalo de Berceo. Seguramente por ambas cosas.



Sin remedio, incluso convencidas mis piernas gracias al descanso riojano de días atrás, mis pies se encaminan hacia el sur, hacia la ermita del Carmen, Cárdenas y Badarán. Aunque transcurre por carretera local, el camino es agradable, entre campos de cultivo y un paisaje verde gracias a la fertilidad del río Najerilla en este primer término.



Es la etapa más larga del Camino Francés en su variante por San Millán (13 km.), pero bien merece la pena. Seguramente sea la etapa más bonita hasta ahora.



Los siguientes pasos tienen como telón de fondo las montañas hacia las que me dirijo. La siguiente parada obligada es Berceo, localidad natal de Gonzalo de Berceo. Un busto (foto) en el centro de la pequeña localidad ayuda a ponerle cara y ojos al considerado primer poeta en castellano –y vasco- y autor del Mester de Clerecía. Gonzalo se crió y educó en el vecino monasterio de Yuso (foto inicial) y hacia allá me dirijo. En las paredes del bonito monasterio se encierra uno de las joyas de la literatura: las Glosas Emilianenses (foto), la primera muestra escrita conocida de castellano y euskera. Las Glosas no están manuscritas en castellano sino en realidad en navarro-aragonés en su variedad riojana.
Se puede subir a pie al pequeño monasterio de Suso (foto), creado a partir del refugio eremita de San Millán de la Cogolla. Es una auténtica joyita visigótica. Patrimonio de la Humanidad. Desde su emplazamiento tomé la fotografía de apertura en la que se aprecia abajo en el valle el monasterio de Yuso. Aprovechando que la visita de Suso es concertada podemos evitar la subida aprovechando el microbús que realiza la visita.



No es mala opción tampoco partir la etapa y descansar en San Millán de la Cogolla (hoteles, casas rurales, etc.) pero me espera otro gran santo, un santo protector de los peregrinos: Santo Domingo de la Calzada y para ello hay que dirigirse siempre hacia la planicie de nuevo a Berceo y de allí a Villar de Torre, Cirueña (albergue Virgen de Guadalupe) y Santo Domingo. Desde Cirueña podemos enlazar con la variante que viene de Azofra en Ciruñuela. En esta ocasión las piernas acusan demasiado el largísimo kilometraje de la etapa y optan por el acceso más recto por el camino vecinal que une Cirueña con santo Domigo. De paso evito el molesto asfalto.




Santo Domingo es pródigo en monumentos, desde el antiguo hospital de peregrinos donde se ubica el parador, hasta la calle Mayor, la plaza Mayor, el convento de San Francisco y por supuesto la catedral románica-gótica. Opciones de alojamiento y servicios en Santo Domingo, muchas y variadas: albergue de la Cofradía del Santo, la hospedería Cisterciense de nuestra Señora de la Anunciación, el parador antiguo: Bernardo de Fresneda (foto abajo), el parador Antiguo Hospital del Santo, junto a la catedral y el hotel el Corregidor, entre otros.
Lo dicho, etapa dura por el kilometraje pero inolvidable. Suerte que mañana “sólo” me esperan 22 kilómetros sin sombra…

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