A pesar del cambio horario, el cansancio acumulado hace que
duerma profundamente hasta que, todavía de noche, llega el momento de iniciar
eso que me ha traído hasta aquí: el primer safari. Nos citamos en la recepción
del lodge para tomar un café caliente con unas pastas. Entre los que allí nos
juntamos sólo se habla de una cosa: ¡Qué frío hace!
La mejor época para visitar India en busca de tigres sólo
tiene una pega, por poner alguna, el frío mañanero. Y es que en el safari de
mañana, hasta que el sol despunta, el frío se deja sentir con fuerza. Uno, que
ya es veterano, porto todo tipo de prendas de abrigo, incluso algún gorro de
sobra que cedo a una persona del grupo al que esto del frío le ha pillado casi por
sorpresa. Me habían avisado de la temperatura, pero no pensaba que estaríamos a
bajo cero, me comenta.
Gorro polar, buen abrigo, guantes y manta se hacen tan
indispensables como la propia cámara en las primeras horas de safari.
Enseguida nos detenemos frente a las oficinas del parque en
el pueblo, donde presentamos la documentación del safari y un guía oficial del
parque nacional se une a nuestro coche (obligatorio). En pocos minutos más nos
hallamos frente a la puerta de entrada asignada para este safari de mañana (los
accesos son Dhanyawad, Chakradhara y Jamuniya). De nuevo control del vehículo, y
pasajeros, para comprobar que coincide con los nombres, fecha y puerta de los permisos
y… se levanta la barrera. ¡Comienza la aventura!
Vehículo de safari entre los árboles de sal |
Nada más pasar la barrera de acceso el pulso se acelera, estamos
en territorio de tigres y probablemente en el mejor parque para observarlos. El
coche va abriéndose paso por la pista flanqueada de árboles de sal y bambúes mientras
en el ambiente se palpa el nerviosismo por ese primer encuentro con el gran
felino. La primera hora es clave para encontrar al tigre pues al tratarse de
safaris de rastreo, es el mejor momento para encontrar huellas frescas de
pisadas en los caminos. Para escuchar los sonidos de la selva, los gritos de
alarma de langures, chitales, sambares, aves, ante la presencia del precioso
mamífero durante sus paseos matinales antes de echarse a dormir y descansar
hasta la caída de la tarde, cuando volverá a campear. Aquí explico en detalle
cómo son estos safaris de rastreo en busca del tigre.
De vez en cuando nos detenemos para realizar una escucha. El
trabajo de rastreo pronto da su fruto y llegamos hasta la presencia de una
preciosa tigresa. El corazón se pone a mil cuando ella, magnífica, esbelta,
elegante a más no poder, decide pasearse tranquilamente frente a nosotros. Se
dirige directamente a un grupo de chitales pero no parece en actitud de caza. Los
chitales también lo saben y de hecho no realizan su meeting call o llamada para reunir a las crías. El encuentro dura
apenas un par de minutos que nos parecen dos segundos. Con la tigresa ya fuera de
la vista, la cara de complicidad y satisfacción entre los ocupantes del
vehículo evidencia lo que sentimos por dentro. Primer safari y en poco más de
una hora: objetivo conseguido. Aquella mañana del último viaje a India la
recuerdo desde luego como la del encuentro con los tigres, pues a este primer avistamiento
siguieron dos más. Un par de hermanos que salieron de la espesura del bosque
para beber agua en una charca. Se pasearon tranquilamente por la orilla,
corrieron, jugaron, posaron…. hasta desaparecer diez minutos después de nuevo
en su refugio forestal. Absolutamente mágico y desde luego poco habitual, lo de
ver tres tigres en una misma mañana de safari.
De hecho aquella tarde fue mucho más tranquila en cuanto a
felinos se refiere. No vimos más. Escuchamos algún grito de alarma en la selva
pero poco más. Una tarde muy intensa eso sí observando antílopes y cérvidos de
todos los tamaños. Desde el pequeño Muntjak –el antílope más pequeño- hasta el
enorme sambar –el cérvido de mayor tamaño-, pasando por chitales y bluebulls.
Infinidad de aves desde los pavos reales, que se mueven a abundantes en los lindes de bosque, saliendo a las zonas
abiertas pero siempre cerca del bosque por si ha de buscar protección, hasta
abejarucos, carracas, ibis negros, etc.
Un magnífico día de safari que culminó con una gran cena y
una sobremesa amena y emocionante junto al fuego.
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