"Carretera" de acceso al pueblo de Bandhavgarh. |
Post corto para una etapa corta. Larga en horas pero escueta
en cuanto a cosas que contar. Día puramente de traslados. Desde Delhi sale cada
jornada a mediodía un vuelo hasta Jabalpur (un par de horas duración), el mismo
que regresa por la tarde. El día se hace
agotador si, como suele ser habitual, se llega a Delhi ese mismo día a primera
hora de la mañana procedente de España y lo que se hace es simplemente cambiar
a la terminal de vuelos domésticos para tomar el vuelo hasta Jabalpur, la capital del estado de
Madyha Pradesh. Una vez en Jabalpur, estratégica ciudad militar india, en la
que tomamos tierra (nunca mejor dicho) en su pista de aterrizaje sin asfaltar, el
traslado hasta el pueblo de Bandhavgarh se hace por carretera. Son 6 horas de
trayecto que se hacen llevaderas mientras la luz del día aguanta para el primer
contacto visual con la India rural, y más pesado (especialmente por la
acumulación de horas en el cuerpo si venimos desde España) llegada la noche
hasta arribar al pueblo.
Puerta de la India, en Nueva Delhi. |
La nota de emoción la ponen, eso sí, los primeros contactos
con la fauna del parque nacional pues para llegar al pueblo, los últimos
kilómetros se adentran en el bosque de Bandhavgarh por una carretera que cambia
el asfalto por la tierra en ese tramo y en la que es preciso conducir despacio.
Por la presencia de animales precisamente. No falta el cruce de la pista por
parte de algún chital, algún sambar o
una pequeña manada de macacos que hacen que al menos esta última hora del día
tenga un toque de emoción. No se descarta incluso el encuentro con algún tigre,
como a la mañana siguiente me hicieron saber los habitantes del pueblo, que
suelen verlos por la noche caminando o caminando durante un buen trecho a un
lado de la carretera. Hacía un par de noches sin ir más lejos.
El pueblo de Bandhavgarh
es pequeño, ubicado al pie de la colina sobre la que se asientan los restos
de una fortificación. Son casas bajas,
no muy agolpadas, que se ubican sobre todo a ambos lados de la “carretera” que cruza el pueblo. Desde esa
carretera, que no es sino la ancha pista forestal por la que hemos llegado, se
suceden los carteles que indican el acceso a los pequeños lodges y hoteles. Al
otro lado del pueblo se encuentra el mío: Bandhav vilas, muy recomendable y que suelo utilizar en mis viajes.
Cómodo, limpio, buenas atenciones y con habitaciones tipo cabaña bien
integradas y de amplias dimensiones. Tras cenar algo, es hora de retirarse a
descansar pues el día siguiente, que
dedicaré por completo a realizar safaris
dentro del parque nacional comienza temprano, de hecho, en unas pocas horas…
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