jueves, 26 de agosto de 2010
32ª Etapa. O Pedrouzo – Santiago
El ansiado encuentro con el Apóstol
19,4 km.
Por fin el sueño hecho realidad. ¿Qué os voy a decir de esta etapa? Fabulosa.
Bueno, seamos justos, la aproximación a Santiago no es muy lucida, con autopista, poblaciones, nuevas construcciones y edificaciones y, como quien dice, nada relevante hasta llegar al Monte do Gozo. Pero ¡¡hay amigo cuando uno llega al monumento de los peregrinos en el alto del monte y divisa por primera vez las torres de la catedral de Santiago!! Eso es gozo y lo demás tonterías. Como sabéis el mapa del CNIG que llevo conmigo son en realidad diferentes mapas por etapas (cada mapa 4 etapas). ¡Qué ganas tenía de sacar el último! Lo miraba siempre al final de la caja y pensaba ¡ya falta menos para que salgas de ahí! Tiene las dos últimas etapas y un callejero satélite 3D de Santiago.
Como os decía hasta el Monte do Gozo se atraviesan poblaciones como San Paio (quizá el más atractivo por su arquitectura), A Lavacolla (iglesia parroquial y capilla de San Roque) y San Marcos. En San Marcos está la subida (modesta) hasta el alto del Monte do Gozo donde se encuentra, entre otras cosas, el monumento al peregrino con sus dos gigantescas esculturas (fotos). En una de las fotos se aprecia la deseada visión a lo lejos de las torres de la catedral. La foto no es que tenga especial calidad pero espero transmita la anhelada visión. Al menos la comparte.
Sentado en el suelo, junto al monumento, se han sucedido en mi mente las etapas pasadas, una especie de película del Camino a ritmo vertiginoso. Mucho cansancio pero buenos recuerdos de este último mes.
Sólo resta bajar del monte y entrar en Santiago por San Lázaro, que se hace rápido y como comprenderéis a estas alturas lo de andar por asfalto, ni importa ni molesta. Aquí esperan todos los monumentos que han faltado a las últimas etapas y muchos más. Santiago de Compostela es monumental de principio a fin y una delicia llueva o haga sol.
Callejear por la ciudad, sabiendo que la plaza del Obradoiro se toca con la mano, se hace rápido. Más rápido de lo normal. El ansia por llegar hace que se pasen por alto visitas y paradas frente a iglesias y lugares que en otra ocasión serían como para estar un día entero contemplando pero me perdonaréis si las dejo de momento de lado.
Entro por la larga Rúa de San Pedro y subo por Casas Reais, ya en el empedrado casco histórico hacia la Praza de Cervantes, con sus soportales y casas con balconadas. La rúa de la derecha baja directo hacia la Praza de la Inmaculada donde se tiene la primera visión de un lateral de la catedral. Impresionante. De fondo penetra en mis oídos el sonido de una gaita que procede del arco que da acceso a la Praza do Obradoiro. Allí está un músico que se saca un sueldecillo creando esta atmósfera ambiental y musical tan gallega (este hombre debería estar en nómina en el ayuntamiento… y también el perro que le acompaña si hace falta). ¿Se puede tener entrada mejor ambientada?
La primera visión de la plaza se tiene en realidad del hostal de los Reyes Católicos (parador de turismo) y el frente del Palacio de Rajoy. Sólo resta doblar la esquina para que las emociones se agolpen en el corazón de golpe, como queriendo aflorar todas juntas. Es un momento especial, mágico. La fachada de la catedral es sublime, diferente a cualquiera de las vistas hasta ahora en el trayecto, con ese color tan característico de la piedra. En el centro de la plaza se agolpan decenas de peregrinos, con sus mochilas, con sus bicicletas… los abrazos y lágrimas se suceden.
Supongo que en este momento es cuando uno lamenta haber hecho el Camino solo, se echa de menos ese compañero de ruta al que abrazar y con el que dar saltos de alegría. Aún así, tener frente a mí finalmente la portada de la catedral es una sensación muy fuerte…
Y como no podía ser menos, ahora sólo falta entrar y dar el abrazo al Apóstol Santiago. Es agosto y Año Santo, así que la cola para entrar en la catedral os la podéis imaginar. Bueno, mejor dicho creo que no os la podéis ni imaginar. Por cierto desde esta Semana Santa hay que dejar mochilas, bolsos, etc. en una consigna junto a la Oficina del Peregrino (marcada en el mapa con un 24; Casa do Deán), donde se ha de realizar el último trámite para obtener la deseada Compostela.
Una vez dentro, el Pórtico de la Gloria es visita obligada (como ya ocurriera en el puente sobre el río Órbigo, es el mejor momento para tenerlo ¡¡¡repletito de andamios!!!).
Me quedaré hoy y mañana en Santiago. Para descansar y para saldar con tranquilidad esas visitas que os comentaba he pasado por alto hoy: los conventos de San Francisco, San Martiño Pinario, Santo Domingo de Bonaval, San Paio de Antealtares, los cruceiros, las iglesias, las capillas de las Ánimas, de San Bieito de Campo, la torre del Reloj, el mercado, los museos.... Y por supuesto la praza das Praterías y la praza da Quintana,
Me apetece especialmente la visita de las cubiertas de la catedral. Mucho que hacer pero suerte que Santiago de Compostela, en el fondo, es pequeño.
Como es lógico, la ciudad del apóstol es pródiga en albergues: Xoán XXIII, Seminario Menor y los privados O Folgar de Teodomiro y Acuario. La oferta de alojamiento también es muy buena con varios hoteles de cada una de las categorías. Os recomiendo las Pousadas de Compostela, que vienen a ser hoteles con encanto urbanos de 4 y 3 estrellas.
Santiago bulle de gente, de peregrinos, de turistas, de visitantes… muchos -peregrinos o no- hacen acopio de recuerdos y souvenirs variopintos. También de alguna obra de azabache. El muestrario de camisetas alusivas al Camino (fotos) es interminable. Ahora me pierdo entre sus soportales a mezclarme con el resto de gente. Quien sabe, igual me encuentro a Almodóvar…
Ganado el Jubileo y libre de pecados, me marcho a casa a descansar… ¡en coche!.
Ultreia.
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miércoles, 25 de agosto de 2010
31ª Etapa. Arzúa – O Pedrouzo
Trámite hasta Santiago
19,2 km.
Etapa insulsa y anodina, sin más gracia que la de cubrir kilómetros hasta la etapa final. Jornada pues de puro trámite pero que he preferido no unir con la última etapa, también corta, para no llegar fundido a Santiago. Sería una pena no disfrutar de algo que he ansiado durante tantos días.
El día de hoy depara una etapa de perfil suave y un trazado ausente de lugares relevantes. Se atraviesan infinidad de pequeñas poblaciones y casi todas ellas carentes de interés jacobeo. Las nuevas edificaciones están a la orden del día. El firme, eso sí, es una pista ancha y cómoda.
Podría resumir la etapa, en lo que a puntos de interés se refiere, en un par de aldeas con arquitectura interesante (Calle y A Rúa), el robledal en As Barrosas a la salida de Arzúa– y alguna zona de castaños en el trayecto- y hasta tres monumentos erigidos a sendos peregrinos fallecidos. El primero se encuentra a la salida de Salceda –cerca de un mesón- y está dedicado a Guillermo Watt, un peregrino que falleció el día antes de cumplir su sueño de llegar a Santiago. Los otros dos están más adelante: el dedicado a Sánchez Covisa en Ras y el de una peregrina holandesa en Santa Irene (capilla).
Las dos terceras partes de la comunidad autónoma gallega son forestales, pero es una pena que la especie dominante por goleada sea el eucalipto. Entre bosques de eucalipto - que dan bueno olor y sombra pero nada más- y sin pena ni gloria, la etapa llega a O Pedrouzo tras haber completado casi 20 kilómetros. O Pedrouzo (Arca) es un pueblo pequeño que cuenta con los servicios necesarios para el peregrino y con el albergue público y el albergue Porta de Santiago. Pensiones Compás, O Muíño, Maribel, Arca y Codesal.
Mañana es el gran día y hay que estar preparado para la ocasión. A descansar toca.
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martes, 24 de agosto de 2010
30ª Etapa. Palas de Rei – Arzúa.
Retazos jacobeos
28,3 km.
Etapa floja la de hoy. Pocos alicientes en un trazado perdido en gran parte y que atraviesa localidades sin gran belleza ni bosques autóctonos. Entramos e la provincia de A Coruña y la vegetación autóctona parece haberse detenido en Lugo. El eucalipto se va haciendo presente por doquier.
El interés de la etapa, cuyo trazado rompepiernas llega a hacerse cansado, se salva -a mi juicio- en tres pinceladas: los restos de la calzada romana que se conserva visible (aunque desgastada) en lugares como Casanova (foto) u O Coto, el puente y enclave del albergue de Ribadiso (foto), y la camaradería entre peregrinos. Ya huele a Santiago y eso se nota en las caras de todos.
La ruta del día comienza por la nacional 547 hasta Carballal (iglesia de San Sebastián), un pequeño conjunto de arquitectura rural agradable, en las afueras de Palas de Rei. El Camino prosigue por el habitual andadero paralelo al asfalto alternando bosques y matorrales pero casi siempre con buena sombra, y luego se aleja de la carretera para atravesar Cotón (iglesia de San Xulián), Campaña, Casanova, Campanilla y O Coto –primer pueblo coruñés del Camino-, antes de volver a las inmediaciones del asfalto.
Entre O Coto y Melide destaca el puente medieval de Furelos y la aldea de O Leboreiro, otra interesante muestra de arquitectura rural popular. Llama la atención la iglesia de Santa María, el cruceiro y los canastros –primeros hórreos, en cestería- (foto).
La entrada a Melide está precedida de un feo –como todos- polígono industrial y empresarial, que es atravesado por el Camino –nuevo contacto con peregrinos a caballo- hasta los dos últimos kilómetros antes de entrar en Melide. Melide es una ciudad de tamaño mediano salpicada de monumentos y lugares vinculados al Santo. La plaza do Convento es el centro neurálgico jacobeo (foto) y en ella está la iglesia de San Pedro (con museo) y la pequeña de San Antón. Antes de llegar a la plaza se pasa junto a la capilla de San Roque y el espectacular cruceiro.
Melide cuenta también con un Centro de Interpretación del Camino de Santiago.
Nada queda del castillo de Melide, por donde el Camino abandona esta urbe coruñesa. En su lugar la capilla del Carmen me despide de la ciudad y casi sin darme cuenta entro en Santa María de Melide (iglesia). El Camino sigue su particular batalla con el asfalto y dejando atrás, entre eucaliptares diferentes poblaciones entre las que destaca Bonete (cruceiro y fuente de la Saleta), Castañeda y finalmente Ribadiso de Baixo (antiguo hospital de peregrinos), donde paso un buen rato compartiendo el mediodía con multitud de peregrinos en el albergue. Aunque me pese no voy a quedarme en Ribadiso, quiero seguir el par de kilómetros que faltan para concluir la etapa (si bien es cierto que entre dormir en este bonito enclave rural, junto al puente romano sobre el Iso considerado el puente más antiguo de Galicia- y el rumor del agua o hacerlo entre la fea arquitectura de Arzúa, no hay color. Como algo en el bar restaurante anexo al albergue y prosigo hasta la vecina Arzúa, a la que se llega después de una cuesta que me devuelve a la nacional en Ribadiso de Arriba, un túnel a Ribadiso da Carretera y luego llaneando junto al asfalto, hasta esta ciudad tan famosa por el excelente queso de tetilla (y pocos monumentos a excepción de la capilla de la Magdalena). A Arzúa viene el Camino del Norte, tal y como refleja el mapa del CNIG que llevo de fiel escudero.
En Arzúa existe el albergue Río Vello, el antiguo parroquial y los privados Don Quijote, Ultreia, da Fonte, Santiago Apóstol y Vía Láctea. Cuenta además con el hotel Suiza y varias fondas y pensiones. una buena infraestructura de alojamientos.
He llegado a Ribadiso sobre las 13 h. y en el rato que he pasado descansando junto al puente (foto) el albergue se ha llenado de vida. Tanta, que un rato ya estaba a tope. Como es tradicional los peregrinos se van poniendo a la cola en la recepción (foto) mientras otros ya descansan, después de haberse registrado, leyendo apaciblemente un libro o haciendo curas y más curas a sus pies. Los pies de la foto no son míos. No por nada, sino porque se pueden ver que corresponden a una chica. Se llama Elvira y jura que si sale de esta no se vuelve a poner unas botas. Se perdieron en la subida a O Cebreiro e hicieron 18 kilómetros “extra” en esa etapa. Sus pies ya no fueron –ni serán- lo mismo. Mientras fotografío los pies de Elvira –o lo que queda de ellos bajo las vendas- se acerca una pareja y me pregunta si quiero ver unas buenas ampollas. Le digo que si y el chico corre a buscar a su amigo que está en la ducha. No le faltaba razón. Y fotos le hice, pero son tan desagradables que mejor no ponerlas… Este trío de madrileños se lo toman con mucha más calma que yo. Los tres jóvenes están haciendo el Camino Primitivo. Le echan tanta tranquilidad que hoy duermen en Ribadiso y mañana van a echar todo el día para llegar a Arzúa (es decir, 2 kilómetros). Claro que con los pies que lleva su amigo no se si llegarán mucho más lejos… Ultreia.
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lunes, 23 de agosto de 2010
29ª Etapa. Portomarín – Palas de Rei.
Por la sierra de Ligonde y la comarca de Ulloa a pie, en bici o a caballo.
24,2 km.
Etapa muy similar en cuanto a perfil y distancia a la anterior. Al igual que ocurre entre Sarria y Portomarín, la primera parte del recorrido es en ligero pero mantenido ascenso y la segunda mitad en suave descenso. Este patrón se repite a la salida de Portomarín hasta Vendas de Narón, pues el Camino remonta el lateral oriental natural del valle del Miño hasta O Alto do Hospital y Vendas de Narón, donde comienza un atenuado descenso ya en la comarca de Ulloa, tan bien plasmada por Emilia Pardo Bazán en su célebre obra literaria. El trazado va por un andadero paralelo a la carretera LU-633, en ocasiones la cruza, por Souto, Toxibo (hórreo de la foto), Gonzar (iglesia de Santa María), Castromaior (iglesia de Santa María), antes de llegar a O Hospital y acto seguido al alto.
En esta etapa no hay grandes monumentos ni grandes enclaves jacobeos pero si un agradable ambiente de peregrinos a lo largo de toda la jornada. Al hacerla por la tarde no he coincidido con tantos como por las mañanas, cuando son cientos –igual me quedo corto- los que se ven caminar o pedalear rumbo a Santiago. La densidad de peregrinos en las etapas gallegas es sobresaliente.
Por cierto hoy he coincidido con los primeros peregrinos a caballo. Cinco jinetes con sus alforjas bien repletas. Ha sido en la comarca de Ulloa. En la foto podéis ver un buen ejemplo de las 3 formas de obtener la Compostela: a caballo, a pie y en bici.
Esta segunda parte del recorrido está caracterizada por pequeñas poblaciones, algunas auténticas aldeas cuyas casas se cuentan con los dedos de una mano, de arquitectura rural popular en buen estado, la presencia de cruceiros y petos de ánimas. El cruceiro más bonito se encuentra en Ligonde (Os Lameiros; foto), con alguna calavera esculpida. Se atraviesa Airexe (iglesia de Santiago), Portos (recomendable el desvío a la iglesia románica de Santiago, con sepulcros y pinturas góticas, en Vilar de Donas), Lestedo (iglesia de Santiago), Os Valos, Mamurria (¡horror, aparecen los primeros eucaliptos!), O Rosario y por fin (de nuevo llego con la reserva encendida al enlazar dos etapas) Palas de Rei.
Del centro histórico jacobeo de Palas de Rei poco queda. El principal es la iglesia de San Tirso (foto).
A Palas de Rei viene el Camino Primitivo por el norte.
Se puede dormir en el albergue municipal, el albergue Buen Camino, o el albergue Mesón Don Benito.
La sombra casi permanente, el día fresco -con lluvias incluso-, el perfil relativamente suave y la cercanía de la meta me han llevado en volandas. También es cierto que no se trata de las etapas más pródigas en monumentos por lo que la marcha no se ralentiza demasiado con visitas. Además hacer el Camino solo –que no caminar solo- ayuda a la hora de cubrir kilómetros. De todas formas en esta ocasión si hay dos sin tres, así que mañana no enlazaré etapas… Si todo va bien, dentro de tres días estoy en Santiago. Hoy me han comentado que ha llegado a Compostela Pedro Almodóvar para rodar su próxima película, también llegará en breve Antonio Banderas… quien sabe igual dentro de tres días me encontráis como extra haciendo de peregrino… Ultreia.
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28ª Etapa. Sarria – Portomarín
La magia del kilómetro 100
24,2 km.
Etapa muy emotiva. En esta jornada se salva la barrera mental de los 100 últimos kilómetros para llegar a Santiago. Quieras o no, el ánimo lo nota y las piernas recobran fuerzas. Esta etapa me ha tocado el corazoncito, no sólo por superar el hito kilométrico comentado sino, más importante, por ser testigo de la peregrinación de fe en su máxima expresión y el bonito servicio que a la sociedad prestan muchas personas. Me explico: si recordáis mi encuentro con el peregrino ítalo-suizo en Estella, con su túnica y sandalias, que llevaba caminando 3 años por los principales lugares de peregrinación; eso si duda es peregrinación de fe. Pero se puede superar. En el kilómetro 100 me encontrado con un grupo de cinco parapléjicos franceses y una disminuida canadiense (50% minusvalía) con la ilusión y nerviosismo de quien empieza su peregrinación. Llevan cinco años seguidos cubriendo los últimos 100 kilómetros del Camino de Santiago, incluso cuentan con transportes especiales para que otras personas puedan llevarles. Creedme que no es nada fácil transitar por algunos tramos del Camino con esos carritos (foto). ¡Buen Camino amigos!
Pero la jornada comenzaba más atrás, en las calles de Sarria, tras un pantagruélico desayuno. La etapa presenta una pequeña variante al salir de Sarria hasta Domiz. La primera opción transita sobre el eje (con varias entradas y salidas) de la carretera comarcal LU633, la segunda, más interesante y tranquila, por Barbadelo. Es una etapa muy agradable de caminar, con buena parte del trazado en sombra y atravesando preciosos bosques de castaño y roble.
La primera localidad a la que se llega es Vilei (castro de Paredes) con su albergue y correspondiente lugar de sellado. Es un camino ancho. Casi pegado se encuentra Barbadelo con su iglesia de Santiago que se observa desde el recorrido pero para la que es preciso desviarse a la izquierda, a la altura del albergue, unos metros si queremos apreciar la portada románica y el interior. El trayecto continúa por Rente hasta salir a la carretera local CP-5709 frente a la tarberna Mercado da Serra y la Cantina Serra (sellado). En el mapa aparece el itinerario marcado por una pista que sale un poco más adelante de la carretera, a la izquierda. En realidad el Camino sigue de frente por detrás de la taberna y la cantina internándose en un bosque de cuento (foto inicial) y se une a la pista un poco más adelante. Este camino vecinal sigue bajo el techo forestal hasta cruzar la carretera comarcal en Domiz, donde se unen ambas variantes.
Se atraviesa Peruscallo, Lavandeira y se llega a A Brea, lugar donde se encuentra el mítico mojón pétreo del km. 100. La pena es que está muy pintado y deteriorado como para que quede una foto ni si quiera bonita, pero al menos me hago una de recuerdo con los amigos con los que he compartido los últimos kilómetros desde Barbadelo. Es un grupo de casi 40 personas de la Cofradía San Juan Evangelista de Chinchilla (Albacete). Cada Año Santo hacen el Camino de Levante en coche hasta Sarria y de allí a pie hasta Santiago.
El resto del trazado, como el de la etapa, es un sube y baja suave que me lleva por Morgade, Ferreriros, Miralles (iglesia de Santa María), A Pena, As Rozas, Moimentos, Mecadoiro, Moutrás, A Parrocha y Vilachá antes de salir al puente de Portomarín. Se cruza el largo puente sobre el río Miño, represado en el embalse de Belesar, y se sube al casco histórico donde aguarda la iglesia fortaleza de San Nicolás (foto) y monumento al peregrino.
Detrás de la iglesia se encuentra el albergue municipal, pionero en Galicia, en el que algunos peregrinos que han madrugado como yo y ya han llegado a la meta del día, realizan los siempre fundamentales estiramientos (foto). Aquí me instalo para escribir este post. Existen además otros cuatro albergues privados: O Mirador, Ferramenteiro, Ultreia, y Portosantiago. También un par de hoteles y varias pensiones y casas rurales. También el Albergue juvenil Benigno Quiroga.
Son las 12,30 h. de la mañana y tras poco más de cinco horas de caminata ya estoy en Portomarín con todo el día por delante. Sobre la marcha, y después de la experiencia de ayer, salta una idea sobre mi cabeza. En efecto, ¿por qué no seguir? La siguiente etapa enlaza Portomarín y Palas de Rei tras cubrir 24 kilómetros, es decir no llevo ni la mitad de trayecto entre Sarria y Palas de Rei pero, mapa en mano, de nuevo se ofrecen alternativas de parada (Castromaior, Hospital da Cruz, Airexe, Listedo…). Colgado el post, sin pensarlo dos veces me pongo de nuevo en ruta.
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domingo, 22 de agosto de 2010
27ª Etapa. Triacastela – Sarria
Tranquila y sombreada etapa con el monasterio de Samos
17,2 km.
A la salida de Triacastela, sin abandonar del todo las casas del pueblo, en una gran curva, el Camino ofrece dos variantes hasta Sarria: una más apartada se dirige a San Xil y otra, infinitamente más interesante por Samos. Sería un error perderse el que para mi es uno de los monasterios más bellos del Camino Francés. Es algo más largo (24 km.), pero bien merece la pena, así que ya puestos...
Si las fuerzas fallan siempre puedo poner punto y final en Samos. Sin dudarlo opto por la segunda y camino junto al río Oribio (Sarria) en un tramo muy boscoso y bastante encajado en el que se escucha incluso el rumor de alguna cascada (fotos) hasta la preciosa arquitectura rural de la aldea de San Cristovo do Real (foto). El valle se abre un poco y me encamino dejando atrás Lusío, Renche (iglesia de Santiago), Lastres, Freituxe, San Martiño do Real (iglesia San Martiño) y Viladetrés hasta entrar en Samos. Sin duda el monasterio de San Julián y Santa Basilisa es una auténtica maravilla. Las mejores panorámicas del exterior se obtienen, no obstante, cruzando el pueblo por el agradable paseo (ecosenda) que se ha acondicionado en la orilla del río. La ermita mozárabe del ciprés –que pasa por ser uno de los cipreses más altos de la península- es digna de ver. Samos me ha encantado. El monasterio, la ermita, la tranquilidad, el entorno tan relajante junto al río… Las fuerzas del día están con la reserva encendida pero el resto de la ruta hasta Sarria no tiene dificultad ni subidas. También abundan las pequeñas poblaciones. Voy a por ello.
En Samos se puede dormir en el albergue del monasterio de Samos (padres Benedictinos) y en los albergues a Cova do Frade y A Casiña de madera, aparte de algún hotel y casa rural.
Dejo atrás Samos y al poco de pasar Teiguín (iglesia) opto por girar a la derecha abandonando la comarcal LU 633 y siguiendo el curso del río hacia Pascais (iglesia de Santalla), Aldea de Arriba, Silvil, Perros (ermita Nosa Señora do Camiño), Aguiada (capilla de la Asunción), O Carballal y finalmente el casco histórico de Sarria. Como es lógico llego con las últimas luces del día, justo para ver el atardecer en el Convento de la Magdalena (foto). En la vieja rúa Maior se ve mucha animación, mucha gente y otros peregrinos cenando en sus terrazas y mesones. Es la rúa con mayor sabor jacobeo en sus palacios y pequeñas plazas a las que dan casas con galerías, el hospital de San Antón, la iglesia del Salvador, etc.
Ha sido un día muy largo así que voy a cenar algo rapidito (un buen plato de pasta, fiel compañero gastronómico del menú del peregrino para reponer hidratos de carbono) y a descansar. Ahora si que buena falta me hace. El esfuerzo realizado bien merece una cama en el hotel Roma, junto a la estación, el más emblemático de la ciudad y muy bien de precio.
Sarria cuenta con el albergue público y nada menos que seis albergues privados: O Durmiñento, Don Álvaro, Los Blasones, Internacional de Sarria, Oito Maravedís y A Pedra. También diferentes hoteles y hostales.
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26ª Etapa. O Cebreiro – Triacastela
Por las estribaciones de Os Ancares y O Courel
21,6 km.
Preciosa etapa de montaña. Estoy en Galicia y es sinónimo (si los pirómanos lo permiten) de bosques y prados verdes. Camino con otra cara. Me gusta el verde. La de hoy es además una etapa de montaña muy visual, pues lejos de realizar un gran esfuerzo ni subidas de desniveles importantes, la etapa transcurre casi siempre en descenso por el Rañadoiro ofreciendo estupendas vistas circulares y por valles al amparo de castaños y robles. Una etapa que va muy bien para los esfuerzos musculares del día anterior.
El día ha amanecido cubierto en O Cebreiro. Quizá quiera depararme una jornada típicamente gallega de brumas, con todo el encanto que eso conlleva (el descanso del sol que ha presidido hasta ahora mi Jubileo). Las temperaturas en nada se parecen a las de jornadas anteriores, especialmente en la meseta.
Desde o Cebreiro se puede llegar al vecino Linares (3,2 km.; iglesia de Santo Estevo) bien por la carretera, por la que transcurre dicho sea de paso el trazado de la etapa, o bien rodeando el monte Area por la izquierda, más tranquilo. Linares está muy próximo a otro de los hitos del Camino, el monumento al peregrino (foto) que se encuentra en el alto de San Roque, desde donde se obtienen las primeras y mejores panorámicas de O Courel. El trazado llanea por las cumbres del Rañadoiro en busca de la pequeña localidad de Hospital de la Condesa (iglesia) y el alto do Poio (1.335 m.; máxima altura gallega del Camino). Desde aquí el descenso es muy ligero hacia Padornelo (iglesia), y Fonfría (iglesia de San Xoan), donde desciende rápidamente hacia el fondo del valle del Oribio, en el que se encuentra la población lucense de Triacastela (iglesia de Santiago y cárcel de peregrinos), en medio de un ambiente muy rural.
Tiracastela me espera con una oferta de alojamiento bastante completa: el albergue público y cuatro albergues privados (Berce do Camiño, Aitzenea, refugio del Oribio y Complexo Xacobeo) además de algún hostal (O´Novo, Fernández) y pensión (casa David, Vilasante, García).
El kilometraje de la etapa, ayudado por el madrugón, las agradables temperaturas y el perfil descendente del trazado, se cubre con rapidez. Me encuentro con fuerzas y animado así que la idea que me rondaba de enlazar con la siguiente etapa (también de corta distancia, sólo 17 km.) me termina por convencer. Consultando como siempre el mapa del CNIG, se atraviesan diferentes poblaciones hasta Sarria, -especialmente Samos-, por si las fuerzas me indican una parada previa, así que si como dicen por aquí: “maloserá”.
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sábado, 21 de agosto de 2010
25ª Etapa. Villafranca del Bierzo – O Cebreiro.
Por fin en Galicia
21,6 km.
¡¡Ya estoy en Galicia!! La de hoy es una etapa que transcurre por tierras leonesas pero que tiene por protagonista la entrada a Galicia. ¿Por qué? Porque se realiza a través del puerto más célebre del Camino: el puerto de o Cebreiro. La subida a O Cebreiro es dura pero es verdad que está mitificada. Supongo porque antiguamente no existían las oportunidades de parada y “repostaje” que hay hoy en día en la subida y porque yo he tenido buen tiempo pero con un día de nieblas quizá la desorientación puede ser una temida compañera. Como digo, es una subida dura pero no difícil ni terrible. Más dura que la del alto de Foncebadón de comienzos de semana pero por el mayor desnivel a salvar (800 metros; más del doble que entre Rabanal del Camino y el alto de Foncebadón).
El trayecto se dirige hacia el oeste, como siempre, para adentrarse en el estrecho valle del río Valcarce. La ruta, de inicio, plantea una variante por el monte, a media ladera de la Sierra del Calderón (Pradela) con buenas vistas panorámicas pero supone un esfuerzo extra de desnivel a la etapa entre Villafranca del Bierzo y Trabadelo. A cambio de la autovía el escaso tráfico de la carretera nacional permite cubrir el mismo trayecto sin apenas desniveles y con menos kilómetros. Además es el trazado a seguir desde Trabadelo (iglesia de San Nicolás) a Vega de Valcarce (puente romano, castillo de Sarracín), Ruitelán (iglesia de San Juan Bautista) y Las Herrerías (iglesia). En el puente romano de Las Herrerías la ruta deja la compañía de la N-VI para meternos en materia y remontar 3 km. el angosto valle surcado por el reguero de Refoxos hasta la pequeña aldea de La Faba. Aquí empieza la subida seria. Mis últimos 4,5 km. por Castilla y León antes de entrar en Galicia.
La subida supera con fuerte pendiente O Chao da Serra (monte de Travesa). Pronto la compañía forestal del fondo del valle deja paso al matorral y al terreno despejado. Las vistas panorámicas sobre esta moqueta de onduladas montañas están en consonancia con la importancia de la etapa. Un puñado de casas en La Laguna de Castilla –último pueblo leonés- ofrece el lógico respiro tras el tramo más duro de la subida. Sólo resta un último esfuerzo en los 2 km. finales –más suave que lo que acabo de subir- para superar el mojón que da la bienvenida a Galicia y señala los 152 km. restantes a Santiago y desembocar en el túnel de árboles que da acceso a O Cebreiro. ¡Conseguido!
Después del subidón orográfico viene el subidón de adrenalina y en lugar de descansar me pongo a recorrer este pequeño pueblo gallego. El segundo emblema jacobeo gallego después de la Catedral de Santiago. El pueblo es una auténtica delicia. Es cierto que se trata de una aldea de cuento, extremadamente cuidada al detalle en cuanto a limpieza y arquitectura. Es un pueblo pequeño, diminuto. Apenas un par de calles en las que se agolpan un par de tiendas de recuerdos, algún restaurante, cruceiros, la iglesia (santuario Santa María la Real) y por supuesto las pallozas que han hecho famoso a la arquitectura rural del enclave. Una está convertida en palloza museo. Yo voy buscando el busto de Elías Valiña. Si recordáis le dediqué un post y os prometí una foto en el monumento que tanta gente: particulares, asociaciones y amigos del Camino le han dedicado. El busto se encuentra junto a la iglesia.
Dentro, en el habitual lugar de sellado, muchos peregrinos esperan para estampar el anhelado sello de O Cebreiro y muchos otros esperan para comenzar a serlo. Aunque es algo habitual, en un Año Santo como éste más si cabe, son muchas las personas que empiezan el Camino en Galicia, así que O Cebreiro es su punto de partida. No está nada mal para empezar.
He subido a buen ritmo y he tardado incluso algo menos de lo que pensaba. Me viene muy bien para descansar pues no descarto la idea (pero eso depende de cómo me levante mañana) de unir las dos próximas etapas (o al menos hasta donde llegue). Estoy escribiendo este post en un hórreo (un post más gallego no puede haber) en el que dispongo de la conexión oportuna y en cuanto termine me marcho a descansar (albergue municipal -os dejo link a su webcam-, hostal San Giraldo de Aurillac, el hotel rural Santuario do Cebreiro y multitud de casas rurales: Valiña, Carolo, Frade y Venta Celta -foto-). Buenas noches desde Galicia…
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