Ballenas, tiburones blancos
y bonteboks
A Hermanus llegué con las
últimas luces de la tarde. Era octubre y aunque esta pequeña localidad de la
costa sudafricana seguía con la tranquilidad y belleza que siempre me ha encantado
de ella (es junto a Ciudad del Cabo, mi población predilecta del país) se
notaba un bullicio especial. Se debía a que es temporada de ballenas y ello
significa que acuden a Hermanus los visitantes y turistas deseosos de observar
de cerca de las grandes Ballenas Francas
Australes que llegan cada año entre julio y noviembre a la bahía Walker para reproducirse. Y
cuando digo cerca, quiero decir muy cerca, tanto que es posible verlas muy bien
desde tierra. Aquí juega un papel importante el famoso whale crier, un tipo que dice comunicarse con los cetáceos soplando
por su peculiar cuerno de algas. Sea o no verdad, lo cierto es que este hombre
es el informador de dónde es el mejor lugar para ver las ballenas en cada
momento. Se suele dejar ver cerca del puerto Viejo para informar.
Senda costera para ver ballenas en Hermanus |
Observando las ballenas desde tierra |
Un sendero
perimetral recorre el acantilado de Hermanus ofreciendo balcones desde donde
ver las evoluciones de las enormes ballenas. Cuando yo llegué en mi última
visita, todavía tuve tiempo de fotografiarlas nadando plácidamente junto al
puerto sabedoras de la protección natural del lugar. Esta parte de la bahía
Walker es un santuario para las ballenas francas, dentro de la reserva Fernkloof y está prohibido
navegar para verlas. Las empresas de whale
watching de Hermanus tienen que salir a mar abierto para observarlas. Cerca
del pueblo, sólo se ven desde tierra, pero tampoco se echa de menos ninguna
embarcación. He llegado a verlas, nadando con sus ballenatos, ¡a no más de 15-20 metros de la costa!
Pero a la observación de ballenas iba a dedicar la mañana siguiente.
Con más calma. Después de cumplir con una cita natural de pura adrenalina…
Con los tiburones blancos en Gansbaai. |
Unas horas antes, todavía de noche, me recogió en el hotel de Hermanus
la empresa con la que iba a ver cumplido el sueño de bucear junto al tiburón blanco. Así es, una vez en Gansbaai a unos 40 minutos al sur de
Hermanus, me recibieron con un desayuno y tras el briefing previo, me enfundé
el neopreno y navegamos unos quince minutos hasta el lugar donde se efectúan
las inmersiones en jaula para ver al Gran Blanco frente a frente. Gansbaai es
la capital mundial para esta actividad pues alberga la mayor concentración de
tiburones blancos. En efecto, tras echar el cebo no tardaron en acudir para dar
comienzo a la espectacular experiencia de sumergirse con ellos. Existe la
posibilidad de hacer la salida para verlos desde el bote sin necesidad de
meterse en el agua. En mi caso, no pude resistirme… Al final de la mañana ya
estaba de regreso a Hermanus con otro sueño cumplido y la etapa no había hecho
otra cosa que comenzar.
Esperando la llegada del Gran Blanco en la jaula. |
De hecho la etapa de hoy os propongo dividirla en al menos dos
jornadas. Ya comentaba en el primer post que las etapas eran orientativas y que
podría variar sobre todo el tiempo que cada uno puede dedicar a cada etapa. Una
etapa no significa necesariamente tener que hacerla en una jornada.
El pregonero de las ballenas "whale crier" en Hermanus |
La primera parte de la etapa está centrada pues en el mar, en vivir
dos de las experiencias más espectaculares a nivel mundial que aquí se
realizan: la observación de ballenas
francas australes y el encuentro con
el tiburón blanco. Para ello necesitaréis, en el mejor de los casos (si las
condiciones climatológicas acompañan), una mañana completa.
Paisaje de la ruta en la etapa de hoy. |
Bontebok |
Tras comer en Hermanus me despido de esta fabulosa población por la
carretera R-326, que es parte de la conocida como la carretera de la ruta de las ballenas. Me dirijo hacia
la N2, a la que se llega muy rápidamente. Una vez en la N-2, en menos de 1 hora
se llega a Swellendam, donde se unen
N2 y la R62 carretera ésta última a la que me refería como anillo para un
posible recorrido circular, y donde se encuentra la entrada al parque nacional Bontebok. De nuevo
parada y cita con la naturaleza en este diminuto parque nacional, el más
pequeño de la red de parques nacionales sudafricanos, creado, como su propio
nombre indica, para proteger a algunos de los últimos antílopes bontebok. También
se observan cebras del Cabo y una buena representación floral del fynbos.
Fynbos |
También tuve la suerte de observar en las planicies de este parque y en los
campos que se encuentran a ambos lados de la carretera, bandos de grullas azules. Preciosas. La grulla azul es el ave nacional de
Sudáfrica.
Por cierto, que hay unas cabañas para alojarse dentro del parque que
de haberlo sabido antes…
Desde Bontebok, sólo resta conducir un par de horas más por fantástica
carretera hasta Mossel Bay. Fin de
etapa y mitad de recorrido.
Llegados a este punto de la Gran Ruta habréis notada que en la pasada
etapa, al hablar del Cabo de Buena Esperanza, no me referí a él como el punto
más meridional de África. Y es que ese honor geográfico le corresponde al cabo L’Agulhas, situado al sureste de
Hermanus. Al Cabo de Buena Esperanza corresponde la fama histórica de la
navegación, pues es donde generalmente se forman las tormentas que antaño
propiciaron no pocos naufragios.
Se llega a L’Agulhas por carreteras locales sin dificultad y sin duda
debe ser una parada indispensable en el recorrido, como también debería serlo
la bella reserva natural De Hoop,
con sus dunas, humedales y enorme biodiversidad. Aquí viven también antílopes
bontebok. Ambas pendientes para una próxima ocasión y es que como veis, mucho,
muchísimo que hacer y ver en un tramo que si condujéramos de un tirón apenas
nos llevaría 3 horas…
Si te interesa, puedes tener más información sobre las ballenas de
Hermanus o los tiburones blancos de Gansbaai en mi Guía de Safaris Fotográficosde Sudáfrica, editada por abooks.
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