Cima de la Montaña de la Mesa |
Es muy difícil volver a comenzar alguna Gran Ruta en un lugar tan
fascinante como Ciudad del Cabo. A
mi gusto, la ciudad más bella del planeta. La conocí hará ahora unos 10 años y
me enamoró desde que puse un pie en ella. Bueno incluso antes, cuando desde el
avión se tiene el primer contacto visual sobre la urbe del extremo sur de
África y el entorno en el cual se ubica.
Como descubriré a lo largo de
este gran recorrido africano, Ciudad del Cabo es el origen de los
asentamientos foráneos en el continente. Aquí fundaron los holandeses el
castillo de Buen Esperanza en 1647 para defender el estratégico enclave que
decidieron abrir para aprovisionar a las expediciones marítimas antes de doblar
el Cabo de Buena Esperanza en la Ruta hacia las Indias Orientales. Algo más de
un siglo antes los portugueses ya habían abierto la ruta.
Subiendo hacia el faro del Cabo de Buena Esperanza |
Ciudad del Cabo
La primera visita obligada en Ciudad del Cabo es la propia ciudad, con
su castillo, su barrio histórico y
el muelle-paseo (waterfront), donde
se agolpan las tiendas comerciales alrededor de la Torre del Reloj y los
hoteles de lujo. La siguiente visita obligada es el parque nacional de la Montaña de la Mesa, la gran montaña de cima
plana que emerge tras los edificios de Ciudad del Cabo y forman parte de una
imagen ya inseparable del rincón urbano más bello de África. A la Montaña de la
Mesa se sube fácilmente (si las condiciones climatológicas lo permiten) en el
funicular que deja a los visitantes en la cima rocosa, sobre los 1.000 metros de
altitud. Una serie de miradores se encargan de que las cámaras fotográficas no
cesen de disparar. Un paseo por la cima también supone el primer contacto con
la rara y exclusiva vegetación de la Región
Floral del Cabo, aunque la mejor muestra la hallamos en la falda este de la
ladera, en el Jardín Botánico Nacional
Kirstenbosch.
Colonia de Lobos marinos de Isla Duiker, en Houte Bay. |
Por el asfalto de la M3 y la M4 comienza el verdadero recorrido de la
Gran Ruta de ecotouring por El Cabo y la Ruta Jardín. La carretera M4 se dirige
directamente por la costa hacia la península del Cabo donde se encuentra el
enclave costero más famoso del continente: el Cabo de Buena Esperanza. No
abandonamos el parque nacional Montaña de la Mesa, pero nos dirigimos a su
sector meridional.
Dejo atrás el imponente paso del pico Chapman’s y tras dar vista a la
espectacular playa salvaje de Noordhoek y
la laguna Tidal, una primera parada la hago en Hout Bay, donde os recomiendo tomar la embarcación que realiza
periódicamente los tours fotográficos (aprox. 1 h.; hay varias empresas) hasta la isla Duiker. Esta pequeña isla rocosa
está literalmente “tapizada” de leones marinos. La barca se acerca
prudentemente hasta corta distancia para ver y fotografiar los cientos de lobos
marinos que nadan y toman el sol en la conocida popularmente como isla de las focas. También es zona
frecuentada por los tiburones blancos en busca de su alimento favorito.
Avestruz en el Cabo |
Cabo de Buena Esperanza
De regreso a tierra firme mi siguiente parada es, cómo no, el Cabo de Buena Esperanza. Es una zona
muy turística y bien acondicionada con restaurante, tiendas y funicular que
sube hasta el faro nuevo. Antes me asomo al entorno de la playa Días, en un entorno mucho más natural y sin construcciones.
Podemos observar aquí bandos de avestruces junto al mar, los primeros bontebok,
elands, hartebeest rojos, babuinos chacma o las cebras del Cabo.
La playa lleva el nombre del primer marino que dobló el Cabo de Buena
Esperanza o cabo de las Tormentas, que no fue otro que el portugués Bartolomeu
Dias en 1487.
Cabo de Buena Esperanza |
Aves marinas junto a la Playa Dias. |
Pero sin duda una de las joyas naturales del Cabo es la flora. Un
catálogo botánico único el que crece en la Región
Floral del Cabo. La Región Floral del Cabo es uno de lo siete Reinos
Florales del planeta, con casi 9.000 especies de plantas de las cuales el 70%
son endémicas. Está compuesto por las formaciones florales del fynbos (de montaña y costero) y el renosterveld (también de montaña y
costero). El más importante es el fynbos que contiene 7.500 de las 9.000
especies vegetales del Cabo un “matorral fino” compuesto por especies de la
familia de las proteas (la protea es
la flor nacional de Sudáfrica), los brezos
y los restios.
Región Floral del Cabo. |
Os recomiendo subir hasta el faro, desde donde se aprecia la punta del
famoso Cabo de Buena Esperanza y el faro viejo. Podréis ver pasar multitud de
aves marinas y, en temporada, las ballenas.
Los pingüinos de Simon’s
Town
De regreso a la M4 pongo rumbo a la pequeña localidad de Simon’s Town, donde se encuentra la playa Boulders, célebre por albergar la
colonia de pingüino magallánico. Una serie de pasarelas de madera permite
caminar sin molestar a los cientos de pingüinos que la forman a partir de una pareja que llegó a la zona en 1983.
Playa Boulders en Simon's Town. |
Por un paisaje de ensueño y siempre al borde del mar, la carretera
bordea completamente la Bahía Falsa
(False Bay) por la M44 para llegar a la preciosa y apacible localidad de
Hermanus, en la vecina bahía Walker.
En Hermanus aguardan dos de las
experiencias en la naturaleza más impactantes que ofrece el continente
africano, pero eso será en el próximo post.
Pingüinos magallánicos |
No hay comentarios:
Publicar un comentario