miércoles, 24 de abril de 2013

5º Día. Luxor y el Nilo. Amarillo y verde


La Corniche de Luxor es el mejor mirador para pareciar el contraste de la orilla izqda. 

Hace miles de años el norte de África era un vergel. El verde era el color dominante y el agua fluía por doquier. Cocodrilos, jirafas, rinocerontes, avestruces y leones deambulaban por su hábitat natural. Así lo atestiguan pinturas rupestres encontradas en zonas como Tassili (Argelia) o Jilf al Kabir (Egipto).

 

Hace unos 7.000 años, aproximadamente en el 5.000 a.C, un gran cambio climático propició un ambiente más seco y árido que ha ido modelando progresivamente el paisaje que hoy vemos. Se pasaba del verde de la vegetación al amarillo del desierto. Buscando zonas más húmedas el hombre realizó un movimiento migratorio hacia el noreste para asentarse en el valle del Nilo. Un río de generoso caudal y con las crecidas necesarias para el desarrollo de la agricultura. Así llegaron sobre el 4.000 a.C los primeros pobladores, que se asentaron en el Bajo Egipto desarrollando la agricultura y la ganadería. Otras teorías apuntan a que estos primeros asentamientos en la zona del Delta procedían de un movimiento migratorio de la civilización sumeria, emplazada en Mesopotamia (en el actual Irak), hacia el oeste.

 

Anfiteatro rocoso del Valle de los Reyes.
 
Cae la tarde en Luxor...


Luxor, la antigua ciudad de Tebas, es la ciudad que concentra el mayor número de lugares arqueológicos y patrimonio vinculado a la época faraónica y es también uno de los mejores enclaves para apreciar el fuerte contraste entre los paisajes influenciados por la presencia de la gran masa de agua del Nilo y los terrenos inmediatamente detrás de esa primera línea de ribera. O lo que es lo mismo, uno de los mejores enclaves para observar el fuerte contraste entre el verde y el amarillo.

 
Cultivos y al fondo el Ramesseum.


El verde lo ponen en la orilla carrizos (menos que en otras partes) y sobre todo, papiros y palmeras, además de los cultivos. El terreno horizontal favorece el desarrollo de cultivos y este es el motivo por el que la franja verde se adentra unos pocos kilómetros orilla adentro. Especialmente en la orilla contraria a la que se asientan Luxor y Karnak, es decir, en la Tebas de los Muertos (las mejores fotos se obtienen desde La Corniche de Luxor). Allí el verde llega prácticamente hasta el Ramesseum, los colosos de Memnón y Deir el-Bahari (templo de Hatchepsut).
 
Templo de Hatchepsut en las paredes rocosas de Deir el-Bahari.
 
 
La horizontalidad se ve interrumpida de forma brusca por las elevaciones montañosas de aspecto árido y abrupto que forman la cadena montañosa de Deir el-Bahari. Buen lugar para ver halcones y cernícalos. Al otro lado de esas montañas se extiende el oasis de Kharga. Son colinas que superan los 400 metros de altitud y que esconden gargantas y barrancos ásperos, de gran insolación, en los que el calor es extremo en las horas centrales del día. En una ocasión llegué a estar en el mes de agosto por encima de los 50º C en el Valle de los Reyes. Suerte que as visitas turísticas se realizan con la salida y la puesta de sol…


La presente Gran Ruta fue magníficamente organizada por la agencia especializada Tawy Tours.

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