lunes, 8 de abril de 2013

4º día. Kom Ombo-Edfu-Esna-Luxor. La avifauna del Nilo

Gran garza blanca.
 

Hay que reconocer no sólo que los cruceros del Nilo son la mejor forma de disfrutar del gran río africano entre Asuán y Luxor, sino que el barco se ha revelado como una de las maneras idóneas de realizar recorridos de ecotouring. Te permiten no tener que estar pendiente de todo lo relacionado con la conducción y poder sacar el máximo partido a las observaciones de campo durante un trayecto. Posibilitan tener las dos manos libres para ocuparlas con prismáticos, libreta de notas, guía de campo… Esta es la última etapa del crucero por el Valle del Nilo, pero no será la última vez que me suba a un barco para realizar una gran ruta. Desde la cubierta de un barco os mostré el recorrido por el paraíso terrenal de las islas Seychelles o las islas Galápagos y, como digo, no será la última.

 
 
 


Después del contacto con cocodrilos que nadaban en las aguas del Nilo de hace miles de años y que han llegado a nuestros días momificados cual faraones, el relevo animal lo toman las aves.

En el pasado post daba cuenta de las diferentes embarcaciones que surcan el río y las ventajas de hacerlo en una u otra. De nuevo vienen a colación en el post de hoy, más si cabe en esta cuarta jornada de ruta, cuando los paisajes y la “estrechez” del río en algunos puntos se hacen más notable. Es el día que recuerdo en el que diferentes especies de garzas y garcetas y garcillas volaban más cerca del barco. Apostado en la sombra de la cubierta me frotaba las manos cada vez que veía posada alguna en el algún punto de la orilla junto al que el barco se aproximaba. También se observan con cercanía las pollas de agua entre los carrizos.

 
Garcilla cangrejera y garceta común.

 


En este día de navegación se pasa (y se visita) el templo de Edfu, el templo mejor conservado de Egipto, ahí es nada. El templo está erigido al dios Horus y su representación como halcón protagoniza la visita.

Tras Edfu se llega a la esclusa de Esna, que fue construida para salvar los 10 metros de desnivel que el río presentaba en este punto a base de rápidos y pequeños saltos. Actualmente un sistema de esclusas permite a los barcos salvar el desnivel y continuar navegación por el río, en mi caso corriente abajo, hacia Luxor.

La orilla presenta el tramo más verde del recorrido. Abundan los papiros, carrizos y abundan también las plantaciones. Me llamó la atención la abundancia de cultivos de plataneras.

Horus en el templo de edfu.

 

Al llegar a Luxor las necesidades de la población han querido que las huertas y otros cultivos dominen las orillas, especialmente la orilla derecha, y recorten el cielo las siluetas de un buen número de palmeras. El paisaje también cambia. La monotonía de lo horizontal se rompe ahora con las abruptas laderas de las montañas que encierran joyas arqueológicas como Deir el Bahari o el Valle de los Reyes en la Tebas de los Muertos. El barco atraca en la orilla opuesta, en el enorme muelle de Luxor. Yo, por si acaso, me quedo de momento en la Tebas de los Vivos, pero mañana visitaré las dos.

 

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