El río Valira, la Andorra fluvial

Río Valira, el principal curso fluvial de Andorra.

Otra de las cosas que más me ha sorprendido de Andorra en esta vuelta por todo el país ha sido el agua. En Andorra fluye el agua por doquier. En forma de riachuelos, en forma de cascadas, en forma de arroyos, en forma de ríos, remansadas en sus lagos glaciares, en sus pozas o en sus zonas de aigüestortes. En todas sus manifestaciones en definitiva, agua por doquier. Pocos elementos de la madre naturaleza son tan agradecidos como el agua. La hidrografía andorrana es magnánima.

La nutria presenta una población creciente en Andorra.

El este y noreste del país concentra las aguas procedentes de sus arroyos y riachuelos en el río Valira de Oriente, si bien los de la zona noroccidental son afluentes del río Valira del Norte. Ambos, se unen en la población de Escaldes-Engordany para proseguir valle abajo formando un único río, el Valira (Gran Valira), que abandona el país por el sur entrando a Catalunya hasta la Seu d’Urgell, donde vierte sus aguas al Segre tras casi 45 kilómetros de recorrido.

Tiene una forma clara de Y, con el ramal oriental que nace en el circo de Pessons y cruza las parroquias de Encamp, Canillo y Escaldes-Engordany recibiendo aportaciones de los ríos de Massat, Gros, Incles, de la Coma, de la Vall del Riu y Montaup por su orilla derecha natural y de los ríos Cubil, de les Solarelles, de la Solana del Forn, de la Bor, del Seig, del Forn, dels Cortals, d’Ensangetns, de la Coma dels Llops, de Montuell, de les Agols y el río Madriu en su orilla izquierda natural.



Macho de Lavandera cascadeña con plumaje de verano (garganta negra).



El riu Valira del Nord posee a su vez también forma de Y, con Ordino por la derecha y La Massana por la izquierda. Nace en los estanys de Tristaina (Ordino) y se nutre de todos los afluentes del río Tristaina, del río de Sorteny, del riu de les Ferreroles, l’Angonella, y los múltiples cursos de agua de la Serra de l’Ensegur y Casamanya por el valle de Ordino y los ríos Pollós, Pal y Arinsal en La Massana. Tras la unión de los dos “palos” de la Y en La Massana, todavía recorre un breve trecho como río Valira del Norte –recibiendo aún a sus afluentes Montaner y Padern- hasta Escaldes-Engordany.

El Puente de la Margineda

Para contemplar al Gran Valira (río Valira), el río ya fusionado, que corre como uno solo por Andorra la Vella y Sant Julià de Lòria, donde todavía recibe caudalosas aportaciones de las cuencas hidrográficas de estas parroquias, uno de los mejores lugares sin duda es el histórico puente de La Margineda, en Andorra la Vella. Y aquí me detengo hoy.

Puente románico (s. XII) de La Margineda.

Tras el deshielo el campo del Principado es todo un espectáculo y ya os podéis imaginar cómo corre el agua en un relieve de tales desniveles montañosos. A La Margineda el río llega ancho, caudaloso, espectacular. Es el compendio del ecosistema fluvial andorrano. De un ecosistema que goza de buena salud, como demuestran una serie de elementos bioindicadores del estado de sus aguas, orillas, flora y fauna. Uno de los principales elementos que indican la buena salud del río es la creciente población de nutria (Lutra lutra) y también de su alimento preferido, las truchas.

Trucha común.

La Margineda es también un lugar idóneo por su fácil acceso, junto a la carretera principal. Un aparcamiento permite dejar el vehículo junto a la caseta de información turística (WP.GR.4.11) y caminar hasta el histórico puente románico de piedra (WP.GR.4.12). A lo largo del recorrido por el país veréis varios de estos puentes medievales, si bien el de La Margineda, con sus 33 metros de largo y 9,20 metros de altura es el de mayores dimensiones.

Proliferan los musgos, helechos y pequeñas herbáceas.

Este puente se encuentra en el camino real que enlaza Sant Julià-La Margineda-Santa Coloma y Andorra la Vella. Encontraréis el cartel de Camí ral de l’Obac como referencia para realizar un breve paseo hasta el vecino puente de Madrid (WP.GR.4.13), unos metros aguas arriba del puente de La Margineda. Por el sendero y desde los propios puentes, diferentes asomos al río permiten descubrir poco a poco la vida animal y vegetal del curso fluvial. Un denso bosque de ribera –en el que proliferan alisos y sauces entre otras especies arbóreas- os acompañará durante el paseo. También abundan las pequeñas flores, musgos, helechos (polipodio y falzias), hepáticas, líquenes e incluso plantas rupícolas en las rocas que escoltan el camí ral de l’Obac. Llamará la atención el vuelo incesante de las lavanderas blancas y cascadeñas. También el de la lavandera boyera en paso migratorio al final de la primavera y al final del verano. Suelen posarse sobre rocas que emergen del curso de agua o caminan por la orilla siempre sin dejar de mover su larga cola. Vuelan de una orilla a otra capturando los numerosos insectos que pasan a ras de agua.

Macho de Lavandera blanca con plumaje estival (garganta y pecho negros).

De igual forma el vuelo de golondrinas y especialmente aviones –que anidan bajo los puentes-. Con suerte descubriréis también algún mirlo acuático, de aspecto redondeado, con su característica mancha blanca en pecho y garganta que destaca sobre el plumaje pardo negruzco del resto del cuerpo, o quien sabe, incluso al siempre vistoso y multicolor martín pescador, cuya presencia se suele delatar en vuelo, y que encuentra en La Margineda su límite altitudinal habitual de nidificación, si bien en otoño se le puede observar en altitudes superiores a los 1.000 metros. Muchos ejemplares abandonan la cordillera en invierno para regresar en abril.

Y como siempre que se trata de un buen bosque de ribera, no faltan los Paseriformes, representados en infinidad de especies. Estos pequeños pájaros pondrán la nota musical al paseo.

Lista de Way Points GPS Gran Ruta 4:

WP.GR.4.11:  31 T376090 E4703735

WP.GR.4.12:  31 T376063 E4704638

WP.GR.4.13:  31 T376322 E4705061