jueves, 20 de enero de 2011

7º día Seychelles. La vida es sueño.

Parque nacional marino Sainte Anne.

Lo peor que tiene este lugar es que hay que volver. Ha sido una semana intensa pero… relajada. De la que me llevo una sensación inicial que ahora se convierte en verdad ratificada: las islas Seychelles no son sólo un destino de estupendas playas sino una acumulación de naturaleza de la buena. Llena de endemismos, de valores naturales tan singulares como el coco de Mer o las tortugas gigantes de Aldabra, un enclave de birdwatching sensacional, una vida marina rica y variada en la que abunda, aparte de tortugas, un buen número de cetáceos y condrictios. Uno de los mejores lugares para nadar junto al tiburón ballena.







Y como os prometí en uno de los post, después de visitar todas las playas de Mahe, Praslin y la Digue, me permito confeccionar el mejor menú de playas paradisíacas:


Aperitivo: Anse Georgette


Primer plato: Anse Lazio


Plato fuerte: Source d’argent


Postre: Petit Anse






Antes de que salga el vuelo de regreso por la tarde con Qatar Airways via Doha, tengo tiempo de no madrugar, de apurar la playa del hotel (esta vez Petit Perlan) y de volar de regreso a Mahe. De pasear por Victoria y vivir mi particular Dejavu, paseando por el mercado, por la plaza del reloj y una buena comida de despedida en Le Redezvous. Cerrando así el círculo que comencé hace 7 días.






Como dijo Calderón de la Barca “La vida es sueño y los sueños, sueños son”. Yo al menos he tenido la fortuna de tener un sueño en el paraíso y no despertar en 7 días. Es un destino caro, bastante caro, pero si tenéis ocasión… no dejéis de soñar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario