miércoles, 1 de diciembre de 2010

4º día. Las auroras boreales



Kautokeino-Karasjok: 129 kilómetros.

El cuarto día de viaje estaba destinado básicamente al traslado entre Kautokeino y Karaskoj, es decir, las dos principales ciudades del pueblo sami. En Kautokeino se ubican la universidad sami, el teatro sami y el Instituto Nórdico Sami, mientras que Karasjok ejerce de capital política y administrativa con un Parlamento Sami (de extraordinaria belleza arquitectónica por cierto). En ambas localidades existen además completos museos sobre esta etnia.


Con la inestimable experiencia adquirida en los días precedentes, especialmente en la jornada del día anterior, en lo que a conducción sobre hielo y nieve se refiere, nos pusimos en marcha a media mañana, sin prisa, después de haber disfrutado de un pequeño paseo por las calles de Kautokeino. Algún resbalón en el hielo, pero nada que no forme parte del día a día… de los visitantes claro, pues la población local camina por la helada superficie como si de arena de playa se tratara.

 Ya en carretera, la distancia a cubrir era similar al día anterior. Un par de kilómetros menos para ser exactos. Las condiciones fueron similares con sol, nubes y la pertinente tormenta que de nuevo nos obligó a detener la marcha y buscar el calor de una chimenea. Sin mayores contratiempos, al llegar la noche entrábamos en Karasjok acompañados de un baile de auroras boreales como pocas veces había visto. Verdes, como tuvimos ocasión de disfrutar también el primer día en Alta. Las rojas son menos frecuentes. Es momento pues de que os cuente algunas cosas sobre las auroras boreales.



Las auroras son espectaculares fenómenos celestes que se producen en las regiones polares del globo terrestre.




En el Hemisferio Norte, las zonas donde se producen auroras boreales son Alaska, norte de Canadá, sur de Groenlandia, Islandia, norte de Noruega, norte de Finlandia, norte de Suecia y norte de Rusia. Hacia dentro de este óvalo imaginario (es decir hacia el polo) y hacia afuera (hacia latitudes más meridionales), la frecuencia de formación y posibilidad de observación disminuyen. Lo mismo ocurre en el Polo Sur cuando nos alejamos de la Antártida y el sur del Océano Pacífico.


Noruega, es seguramente la mejor zona para observarlas. Dentro de este país nórdico, la frecuencia, probabilidad y espectacularidad de las auroras es mayor cuanto más por encima del Circulo Polar Ártico nos encontremos. Finnmark, es por su ubicación y condiciones, la mejor zona para disfrutar con la presencia de las auroras boreales y Alta, la principal localidad de Finnmark, la verdadera "ciudad de las auroras", como tuvimos ocasión de comprobar nada más llegar. En Alta se encuentra un observatorio de auroras donde científicos de todo el mundo investigan estas espectaculares formaciones atmosféricas, pero no es preciso ni mucho menos mirar al cielo desde este observatorio para verlas. Basta con levantar la cabeza en las noches despejadas del invierno desde zonas no expuestas a la claridad (es suficiente con alejarse un poco de las pequeñas ciudades) para observarlas con toda claridad.






¿Cuándo observar auroras?


En contra de lo que se piensa, las auroras se producen durante todo el año, lo que ocurre es que durante la mitad del año éstas no pueden verse debido a que las regiones en la que se producen carecen de oscuridad por otro interesantísimo fenómeno llamado "Sol de medianoche". Al no anochecer nunca durante estos meses de verano, el ojo no puede apreciar las auroras.


De esta misma forma, durante el invierno, cuando si es posible observarlas con claridad, sólo se puede disfrutar de su espectacular presencia durante las noches oscuras y despejadas, si bien están presentes durante las 24 horas.


Las auroras se pueden observar desde el momento en que se hace de noche y hasta que amanece de forma ininterrumpida, pudiendo contemplar sin problema varias auroras o "Luces del Norte" en una sola noche.






¿Cómo se forman?


Va un poquito de física… (paciencia)


Tanto las auroras borelaes (en torno al Polo Norte) como las auroras australes (en torno al Polo Sur) deben su formación a fenómenos eléctricos y no relacionados con partículas de hielo o el reflejo del sol sobre el hielo de los Polos.


La formación de las auroras se debe a la interacción del viento solar con el campo geomagnético -la magnetosfera-, que envuelve a la Tierra, y con la ionosfera -en la atmósfera-.


El viento solar es un flujo de partículas cargadas (electrones -con carga eléctrica negativa- y protones -con carga positiva-), al que se llama plasma y que viaja desde el campo magnético del Sol a través del espacio a unos 400 km/s, llegando a la Tierra en 4 ó 5 días.


El campo terrestre magnético (concentrado en los Polos) repele este viento solar pero una minoría del plasma logra penetrar en la Tierra atraído también por la carga magnética de los Polos.


La capa más externa de la atmósfera, la ionosfera (llamada así por la gran cantidad de iones: átomos de oxígeno y nitrógeno con carga eléctrica, originados por los rayos ultravioleta procedentes del Sol) está situada a unos 60 kilómetros de altura y es aquí donde se producen las auroras por interacción eléctrica con el viento solar. Las auroras boreales están por el borde exterior de la ionosfera a unos 90-100 kilómetros de altura.


Las auroras se observan como un efecto luminoso por la reacción de excitación-desexcitación de las moléculas. Los electrones del viento solar chocan con las moléculas de oxígeno y nitrógeno de la ionosfera terrestre excitándolas, y éstas luego se desexcitan mediante una reacción química que emite luz: verde las de oxígeno y roja las de nitrógeno. Los colores de las auroras.


y después de todo esto que cuento (gracias por la paciencia) os preguntareis ¿qué se ve?


El espectáculo comienza con una primera fase tenue en la que pueden confundirse con nubes. Pronto esta "mancha nubosa" va adquiriendo fuerza en su luminosidad y describiendo una especie de arco luminoso que se desplaza por el cielo destellando con intensidad variable y generalmente de oeste a este. Suele aparecen trazos rectilíneos en la dirección del norte magnético terrestre por lo que se han relacionado con el campo magnético terrestre.


Fácilmente, el tamaño de la aurora puede cubrir la mitad de la bóveda celeste repartida en diferentes trazos que avanzan describiendo un elegante baile sobre nuestros ojos alucinados.


Las auroras poseen una magia especial que hace que siempre causen admiración, sea cual sea su tamaño, cuando aparecen en las noches despejadas de Finnmark.





Después de recrearnos con los bailes con los que nos deleitaba las luces del Norte, era momento de marcharse a descansar pues al día siguiente aguardaba un día de lo más completo y emocionante. El mushing (trineo de perros) y la visita a una familia sami que pastoreaba con sus renos.



1 comentario:

  1. gracias por la explicacion tan detallada. Jamás hubiera pensado que era algo así.

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