viernes, 6 de agosto de 2010
11ª Etapa: Belorado – San Juan de Ortega
Bosques castellanos
23,7 km.
Preciosa etapa la de hoy. Para poder gozarla más si cabe el cielo azul ha dominado la ruta pero con unas temperaturas excelentes para la época del año en la que estamos. No ha llegado a 30º y eso, en agosto y sobretodo en estas latitudes castellanas se agradece. Cruzaré los dedos para mañana…
La etapa deja por unos momentos el amarillo de los cultivos de cereal por el verde de los bosques de robledales, hayas y pinos que tapizan los Montes de Oca. La sombra aparece en buena parte del trazado –cosa que siempre se agradece- y los brezos y retamas están en flor aportando también su nota de color violeta y amarillo respectivamente. Por lo demás se atraviesan pequeñas poblaciones con servicios y tranquilas, pero seguramente lo mejor sea el final de etapa en el bonito monasterio de San Juan de Ortega, discípulo de Santo Domingo (foto exterior e interior).
No me demoro en la salida. Cruzo el río Tirón, a la salida de Belorado por el puente de madera peatonal habilitado junto al puente de piedra que soporta el tráfico rodado. Un bello vadeo. Enseguida algunas subidas y bajadas por tramos de arbolado y matorral se alternan con terrenos despejados, de cultivo, en la primera parte del recorrido atravesando Tosantos (ermita rupestre Nuestra Señora de la Peña), Villambistia (ermita de San Roque e iglesia de San Esteban) y Espinosa del Camino antes de entrar dejando atrás la ermita de San Félix (restos del antiguo monasterio), en Villafranca Montes de Oca (iglesia neoclásica de Santiago -foto abajo-, ermita de nuestra señora Montes de Oca, hospital de la Reina). En Villafranca –buen sitio para rellenar la necesaria cantimplora- el camino se empina para adentrarse en los montes de los que toma el apellido. 12 kilómetros de naturaleza (no hay pueblos donde comer). Un vergel verde en comparación a días pasados. Incluso hay tramos de frescor en la penumbra del bosque.
Son apenas 4 kilómetros cuesta arriba hasta el alto de Valbuena y se superan sin excesiva fatiga y alejados del ruido del tráfico. Dejando el pico a la derecha el camino baja hacia la solitaria ermita de Valdefuentes (foto), junto a la nacional, pero es sólo un asomo pues se adentra enseguida de nuevo en el bosque entre una explosión de colorido floral y no abandonandolo hasta llegar a la parte de atrás del monasterio de San Juan de Ortega. Incluso algún ciervo saluda a los peregrinos en la lejanía. No es el día apropiado para contemplar el milagro de la Luz pero su célebre capitel irradia la misma belleza. Algún día volveré en el cambio de equinoccio, cuando la luz incide directamente en el motivo ornamental del capital iluminando a Anunciación, Natividad y Visitación. El albergue parroquial y el centro de turismo rural La Henera solucionan el papel del alojamiento, pues no hay nada más en el lugar aparte de algún puesto de refrescos. La paz y belleza, en cambio, hacen que no se necesite nada más.
Etiquetas: Camino de Santiago. Camino Francés
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