Los safaris en Kanha se rigen también por los horarios
habituales en esto de los safaris fotográficos. Es decir, al amanecer y al
atardecer. Los mejores momentos para ver
la vida animal, que es mucha. En India hace calor, mucho calor, sobre todo
entre mayo y septiembre, más concretamente hasta que las lluvias del Monzón
refrescan el ambiente y descienden los termómetros que pasan con creces de los
40 grados centígrados. De hecho el parque nacional permanece cerrado en verano hasta
el 15 de octubre.
Hermbras de chital |
Pavo real, el ave nacional de India |
Kanha es uno de los parques más bonitos del país y bien vale
la pena dedicarle tiempo. Está dividido en sectores y el área donde realizar el
safari dependerá del sector donde el gobierno
indio haya concedido el permiso para el safari de tigres. En este caso me muevo
por la parte norte, por el sector Kanha. Abandono todavía de noche el lodge
para encontrarme como el día anterior las nieblas de primera hora. Es un momento
mágico y se palpa en el ambiente que en cualquier instante uno puedo toparse
con algo importante: un leopardo, una hiena, un perro salvaje (ya sería mucha
suerte repetir), un oso bezudo, etc. y por supuesto, el gran señor de Kanha, el
tigre. En Kanha vive la mayor población de tigres del Madhya Pradesh, alrededor
de un centenar. Hasta ahí bien, muy bien. Ahora el problema es encontrar alguno
en sus más de 2.000 kilómetros de extensión. No queda más remedio que armarse
de paciencia de peinar las pistas con el todoterreno. Aquí te cuento cómo se
organizan los 4x4 para localizar los tigres. Y en esas estábamos cuando nos
topamos con una preciosa tigresa
caminando por una de las pistas. Sublime, señorial, sus andares felinos dejaban
claro quién mandaba allí. La selva se revolucionaba a su paso, aves y langures
dejaban claro a los chitales con su alarm
call que Sir Khan (bueno en este
caso imagino sería su novia) anda por la zona. Langures y chitales, siempre fieles. La seguimos a distancia
prudencial para no molestarla durante un buen rato. Ella caminaba tranquila, dominante
por su pista, por su casa, era el sendero del tigre. Tras un rato, se perdió
entre el bambú.
Aprovechando que dispongo del día completo en el parque
llevo picnic para para en alguna de las zonas indicadas a comer y no perder
tiempo en salir y volver a entrar. Busco una sombra para comer y allí me instalo, bajo la atenta
mirada de una carraca india. Así puedo además recorrer mayor variedad de
ecosistemas dentro de este completo espacio protegido. Bosques de sal y bambú,
lagunas, zonas abiertas, ríos y arroyos, etc.
Visto el tigre uno parece tener
la sensación de que la misión del día está cumplida (aunque siempre quieres
más). Ahora los ojos se abren sin prisa para el resto de animales de la selva,
para los pequeños detalles. Aves, ardillas de tres y cinco bandas, una familia
de sambares bebiendo en el río, un pequeño grupo de jabalíes, un termitero aquí
y allá… La cara de felicidad con la que regreso al lodge es máxima.
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