Dholes, perros salvajes indios, cazando un pequeño chital |
Todavía de noche, me dirijo a la puerta de entrada al parque nacional de Kanha para realizar
los trámites pertinentes y recoger al ranger del parque que nos acompañará en
el safari de hoy, un safari de día completo por el norte de este fabuloso
parque nacional indio.
Con las primeras luces la niebla comienza a hacerse jirones
dejando entrever las primeras siluetas en las zonas más abiertas. Los perfiles
corresponden sobre todo a chitales, que pacen alerta en la hora bruja del
tigre. El ambiente nebuloso es fantástico. Complicado de describir. Envuelto en
el hilo musical de la frenética actividad
sonora de la selva en estos
momentos del día, pájaros y langures rompen el silencio. Avanzamos por la pista
principal con la esperanza de toparnos a la salida de alguna curva con la
presencia del señor de Kanha, el tigre de Bengala, que a esas horas del día,
gustan de caminar por los caminos y pistas para retirarse a descansar.
Detenemos el vehículo junto a unos chitales, una madre con un par de crías. La
más pequeña se dispone a cruzar la pista
cuando de repente, de la nada, aparecen dos perros salvajes indios (dholes) para
cazarla en pleno salto. Toda la escena se desarrolla en una milésima de
segundo. Por suerte en ese momento estaba con la atención puesta en la pequeña
y pude inmortalizar el momento. A pesar de la rapidez de vértigo del coordinado
ataque de los dholes y la poca luz reinante, pude plasmar la caza sin que la
imagen se moviera demasiado… La vida y la muerte en un segundo, el ciclo de la
vida. El guía y el ranger, que estaban tan sorprendidos como yo, no daban
crédito a la experiencia vivida, pues a pesar de llevar varios años entrando
cada día en el parque, contaban con los dedos de una mano las veces que habían
visto perros salvajes en Kanha (el vecino parque de Pench es mejor para
observar dholes, dentro de la complejidad que siempre conlleva este escaso y esquivo
animal) pero confesaron era la primera
vez que los veían cazando. Después de muchos safaris en India, aquel
momento era de lo mejor que he vivido, y
por supuesto quedará en mi memoria para siempre.
Barasingha macho |
El resto del día lo pasamos tratando de encontrar sin éxito
al tigre. Una vez escuchamos la señal de Alarm
call y probablemente si hubiéramos llegado un par de minutos antes a la
zona donde un sambar mostraba un comportamiento inequívoco de la presencia del
felino, hubiéramos podido encontrarlo, pero no fuimos capaces de dar con él. Daba
igual, la jornada estuvo marcada por el afortunadísimo encuentro de primera
hora de la mañana con los perros salvajes y casi no tenía otra cosa en la
mente.
Barasinghas |
Salimos a terrenos abiertos, donde se encuentran algunas
lagunas. Allí pudimos disfrutar de la presencia de otro de los grandes
avistamientos de Kanha, la de los ciervos de los pantanos o Barasinghas. Sólo
en este parque se puede observar este gran cérvido, que mantiene una población
de unos 500 individuos. Las aves no dejaron de verse durante toda la jornada,
especialmente un Martín pescador de garganta blanca y una carraca india, que se
exhibieron con gusto ante nuestros ojos.
Carraca india |
Pasamos el día pues entre variados paisajes y la compañía
siempre fiel de langures, chitales, sambares, barasinghas… pero aquella noche,
junto a la hoguera del lodge, sólo se hablaba de una cosa: del afortunado
encuentro con los perros salvajes indios. Bueno, de dos cosas, de los dholes y
de si al día siguiente, mi última mañana en Kanha, encontraríamos o no al tigre…
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