7º día. Última etapa: Jiuzhaigou-Chengdu
La suerte es que transcurren, especialmente en su primera mitad, por la propia naturaleza. Por paisajes montañosos y carreteras de esas que invitan a la pregunta publicitaria ¿te gusta conducir? Por aquí, si.
A la par que voy devorando kilómetros entre la añoranza de los paisajes recorridos, va tomando forma en mi mente que lo que estoy haciendo es en cierta medida salir de las montañas y los ambientes rurales para dirigirme a los rascacielos y altos edificios de las grandes ciudades (chinas Shanghai en eso se lleva la palma). Es algo así como viajar del pasado al futuro. Si decidís enlazar este viaje con una visita a Shanghai sabréis a lo que me estoy refiriendo.
Valle central de Jiuzhaigou. |
Desde Jiuzhaigou la inmensa mayoría de visitantes no sale en coche sino por avión. Y aunque no corresponde a este viaje relatado, quiero ilustrar el post de hoy con imágenes tomadas en otra de mis visitas. El vuelo entre Beijing o Shanghai –también existen vuelos directos a Xian, Chengdu, Chongqing y Hangzhou-, proporciona una visión inolvidable de las montañas de la zona. Los primeros 20 minutos de vuelo son absolutamente espectaculares, sobrevolando desde la pirámide montañosa de Xuebaoding, los lagos de Jouzhaigou y el entorno de cimas que dejan muy claro que estamos en las estribaciones del Himalaya.
En mi agenda de cosas pendientes he escrito una con mayúsculas: regresar a Jiuzhaigou en otoño. Espero cumplirlo pronto…
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