lunes, 10 de enero de 2011

3º día Seychelles. Parque Nacional Praslin y Reserva Valle de Mai




En la terminal del aeropuerto de vuelos domésticos de Victoria, anexa a la internacional, el avión de Air Seychelles esperaba puntual. La exótica decoración del fuselaje ya prometía bastante y decía mucho del lugar al que me dirigía. Debe ser uno de los pocos aviones a los que viendo su aspecto exterior a uno le entran ganas de subirse. No me negaréis que no da "buen rollo" (aunque no suele decirse con frecuencia de los aviones...)


Veinte minutos después de despegar ya estaba aterrizando en Praslin. Praslin es la segunda isla en cuanto a tamaño e importancia del archipiélago de las Seychelles. Después de conocerla os la recomiendo también como lugar de estancia si decidís acercaros hasta este paraíso del Índico. La oferta hotelera no es excesiva (ni siquiera mucha), pero es variada y, sobretodo se trata de una isla bien situada para realizar excursiones. Yo tuve la suerte (cosas de ir de trabajo) de alojarme en el más lujoso de la isla, el Lemuria resort. (WP.GR.1.6)






Los 38 kilómetros cuadrados de la isla dan mucho de si como pude comprobar en los siguientes días, pero de entrada, cuando uno llega a Praslin es inevitable pasar por alto una visita al parque nacional Praslin, enclavado en el centro de la isla y famoso por varias cosas. Citaré sólo dos; alberga el valle de Mai (WP.GR.1.7), donde crecen las palmeras que producen los extraños coco de mer. Son únicos en el mundo por su situación (sólo aquí y en menor medida en alguna isla vecina) pero especialmente por su tamaño y aspecto. Es el coco más sexual que existe. La segunda cosa importante que os comento es la existencia de la mayor población de loro negro de Seychelles. Ave endémica del país y casi exclusiva de este espacio natural protegido.






En el parque nacional de Praslin eché más tiempo del previsto, dejándome seducir por su selvático bosque de palmeras, por la incesante actividad de sus gekos succionando los frutos y las flores de diversas plantas, jugando a descubrir la silueta de los loros negros en el dosel arbóreo y terminando de asimilar el brutal tamaño de los cocos. Normalmente se visita en un par de horas, sea cual sea el recorrido y sendero escogido, pero pasé al menos cuatro embelesado. Y hubieran sido más si no fuera porque tenía que ir al hotel a registrarme.


Las distancias son pequeñas en Praslin. En media hora estaba en la recepción y una hora después tumbado en la piscina de horizonte disponiéndome a contemplar una de las inolvidables puestas de sol que se disfrutan desde este hotel gracias a su orientación a poniente.


Desde el hotel, casi al alcance de la mano, se contempla el perfil de una isla cercana. Es Cousin, mi destino final para mañana.



WP.GR.1.6. 40 M360177 E9524692
WP.GR.1.7. 40 M360177 E9521063

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