miércoles, 15 de diciembre de 2010

7º Día. El fax. El Cabo Norte se hace esperar



Qué razón tenían. La gente del lugar siempre ha sido sabia en eso del tiempo que va a hacer… y ya nos dijeron ayer que la cosa pintaba mal. La tarde del día anterior fue buena, como casi todas. Cielo con estrellas y auroras boreales. Me resistía a pensar que al día siguiente la cosa iba a cambiar pero en las latitudes en las que estamos la meteorología cambia para bien o para mal a gran velocidad. Lo que nos anunciaron como una tormenta de nieve resultó ser finalmente un temporal en toda regla que nos dejó incomunicados en Honingsvag ¡¡¡¡ 3 días!!!!.






Al Cabo Norte llegan cada año 200.000 personas, pero casi la totalidad lo hace en verano, con el sol de Medianoche (clima más benigno) y en gran parte en barco hasta el puerto de Honningsvag (a bordo de Hurtigruten). Pocos, muy pocos, lo hacemos en pleno invierno.


Tiempo atrás, en la comodidad del calor del hogar en España, planteamos este viaje precisamente con el atractivo de llegar al Cabo Norte abriéndonos paso con las raquetas por la nieve. Pues bien, se cumplió al 100%. Y poder vivir esa experiencia tenía un precio: quedar atrapados por una tormenta a 35 kilómetros del Cabo. Allí pasamos tres días a la espera de un fax.

 Aunque han pasado pocos años, eran otros tiempos. Tiempos en los que el fax funcionaba por encima del mail. Cada rato pasábamos por la recepción a la espera del fax que nos comunicara que el paso hacia el Cabo Norte estaba abierto. Y mientras éste llegaba recorrimos Honninsvag de cabo a rabo. Paseamos por las callejas junto al puerto, sus casas de colores, nos acercamos a ver los barcos pesqueros, y sobretodo pasamos muchas horas en el hotel. Los dos primeros días pasamos más tiempo sin luz que con luz por cortes de la electricidad debidos al mal tiempo. Se consumieron unas cuentas velas… Cuando el tiempo lo permitía, es decir, cuando dejaban de soplar las fuertes rachas de viento, salía del hotel a estirar las piernas y respirar aire “fresco” (gélido, más bien). Podéis imaginaros la combinación explosiva que puede resultar a la hora de dar un paseo sobre un suelo de hielo y con vientos casi huracanados… mejor quedarse a buen recaudo que salir volando.


Honingsvag es una población costera de 3.500 habitantes. Hay una oficina de turismo, el albergue Northcape Guesthouse, el hotel Honinngsvag Brygge, una diminuta cervecería y unos pocos restaurantes. Poco más.






Una vez nos comunicaran que teníamos vía libre para continuar camino lo teníamos todo programado. Tiempo desde luego habíamos tenido para repasar una y otra vez el itinerario hasta Nordkapp. Las raquetas de nieve estaban a punto, sólo restaba la llegada del fax. De nuevo a recepción a preguntar; la respuesta siempre la misma: sin novedad. A esperar.



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