Ya tengo fecha

Si todo marcha bien me iré en el mes de junio a ganarme el Jubileo. Después de analizar pros y contras creo que es un buen mes para hacer el Camino. En realidad las variables a poner en la ecuación o en la balanza no han sido muchas: la disponibilidad, la presumible meteorología y la afluencia de peregrinos. Afortunadamente no tengo que condicionar la realización del Camino a los tradicionales meses de vacaciones estivales de julio y agosto. En esos meses además las temperaturas en la meseta castellana pueden ser bastante elevadas así que mejor evitarlas a la hora de cubrir esas etapas. Tras la explosión primaveral, los bosques se encuentran en pleno apogeo en lo que a hojas se refiere, así que será un gusto caminar en la frondosidad vegetal allá donde su presencia lo permita. Y aunque cosas más raras se han visto espero que no me toque alguna nevada de última hora a comienzos de mes en las etapas pirenaicas. Si por el contrario es un mes se presenta un mes de junio muy caluroso, tal y como está el clima lo de pasar de la lluvias torrenciales al sol y del frío al calor ya no sorprende a nadie, las tormentas de verano suelen formarse a media tarde. Para entonces espero haber ya finalizado cada etapa y estar a buen cobijo.

En junio “en teoría” evito además la previsible afluencia masiva de peregrinos a lo largo del Camino Francés. Si ya suele ocurrir un año cualquiera, en Año Santo, con mayor motivo. Bien es cierto que la previsión de peregrinos de momento está siendo inferior a lo esperado, aunque se ha batido récord. Esta Semana Santa por ejemplo se emitieron 8.500 compostelas a caminantes, es decir 8.500 personas pasaron por la Oficina del Peregrino a retirar su certificado de haber cumplido al menos 100 kilómetros a pie. Semana Santa y verano son, como es lógico, las épocas de mayor afluencia. A esa oficina espero estar dirigiéndome a finales de junio.