La flecha amarilla

Acabo de regresar de tierras egipcias y desde allí leía los comentarios dejados en el blog. Uno de ellos dejado, por Víctor, hacía referencia a un artículo publicado por El País en su edición gallega y aunque en esos momentos por aquello de la distancia no podía tenerlo en mis manos, si estaba ansioso de tener un poco de tiempo para encontrarlo en la red y leerlo con calma. El artículo versaba sobre la flecha amarilla.

La flecha amarilla se ha convertido sin duda en el referente a la hora de guiar a los peregrinos. Siempre presente, su ayuda es clave en aquellos puntos de la ruta en los que el recorrido no es tan evidente. Pero la flecha amarilla no estuvo siempre ahí. De hecho es algo reciente, invento del párroco de O Cebreiro cuando fue destinado a esta localidad lucense en 1958. Prometo traeros una foto junto al busto del cura Elías Valiña que existe en las pallozas de O Cebreiro, tal y como parece en el mencionado artículo Pilar Valiña, la nieta del creador del posiblemente mejor y más sencillo logotipo del mundo.
La flecha se ha convertido en el santo y seña del Camino en cualquiera de sus vías, y aparte de la indudable referencia senderista que supone, no está exenta de pillerías, pues no son pocos los “espabilados” hosteleros que la pintan para conducir a los peregrinos, no precisamente por el Camino, hasta la puerta de su establecimiento.

Unos problemillas familiares me han hecho posponer unas semanas mi peregrinación pero una vez recuperada la salud familiar, dentro de unas semanas estaré siguiendo esa misma flecha amarilla. Ya falta poco.